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Cédric Lépine : Por primera vez dos cineastas que tienen sus propias concepciones sobre cine se encuentran como co realizadores. ¿Cómo interactúan estos dos universos artísticos?
Yulene Olaizola y Rubén Imaz : Desde un inicio los dos visualizamos la misma película y coincidimos en el tipo de producción que queríamos realizar. Por algo escogimos el ascenso de Ordaz al volcán Popocatépetl. Ese suceso nos atrajo a ambos de la misma manera, pudimos relacionarnos con la historia desde nuestras propias inquietudes personales. La película al final tiene elementos de ficción y documental, de mucha preparación y de improvisación. Eso si, fue una película muy difícil de rodar, estábamos a 5000 metros sobre el nivel del mar y el clima cambiaba cada media hora, fue importante ser dos cabezas a la hora de tomar las decisiones.
C. L. : También es su primera experiencia realizando una película «de época». ¿Cómo reinventar el genero cinematográfico? ¿Cómo trabajaron el contenido histórico?
Y. O. y R. I. : El cine es único en su capacidad de transportación temporal; es parecido a una máquina del tiempo. Con Epitafionos propusimos ir al siglo XVI y de alguna forma pudimos hacerlo. Nos basamos en textos escritos por los conquistadores mismos, en sus propias vivencias y relatos. Digamos que son ellos nuestra fuente de primera mano, ¿qué vieron y cómo lo vieron?, ¿qué pensaban, cómo se comportaban? Como autores nos metemos a la piel de nuestros personajes, y aunque unos los vean como malos y otros como buenos, nosotros sencillamente los vemos como humanos inmersos en un drama monumental y queremos comprender sus motivaciones. No somos historiadores, nuestro ámbito tiene que ver con el manejo del espacio y el tiempo cinematográfico, y con el drama. Los historiadores algunas veces utilizan elementos del drama o de la ficción para robustecer sus teorías y relatos históricos, nosotros hacemos lo mismo, utilizamos elementos de la Historia para profundizar en nuestro arte. Por supuesto que los eruditos en el tema representan un público que la película debe encontrar, pero esperamos que pueda llegarles más por el lado de las emociones, las sensaciones y las reflexiones humanas, antes que por la necesidad de definir una verdad histórica.
C. L. : ¿Qué tipo de material o con qué recursos escribieron el guión?
Y. O. y R. I. : Usamos tres textos fundamentales: La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, Las Cartas de Relación de Hernán Cortés y una serie de cartas personales que escribió el mismo Diego de Ordaz, nuestro personaje principal. Los tres vivieron la Conquista y estos textos nos funcionaron como diarios de viaje. Mientras escribíamos el guión teníamos estos textos a la mano, de hecho hay algunos diálogos en la película que son copia literal de los textos. También utilizamos un texto poco conocido, que lo Españoles usaban para consumar su apropiación de los territorios del Nuevo Mundo, se llama El Requerimiento y básicamente es una justificación divina, validada por el Vaticano, para tomar posesión de las tierras en nombre del emperador Don Carlos. Es un documento legal de la época, con aires maquiavélicos que explica mucho de lo que sucedió durante la Conquista.
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C. L. : ¿Que pueden compartir de la visión de un conquistador que encuentra un nuevo mundo?
Y. O. y R. I. : Los conquistadores suelen ser vistos desde dos perspectivas contrarias : por un lado la visión vencedora en la que estos seres de carne y hueso se enfrentaron a un mundo desconocido y vencieron de forma heroica, y por el otro la visión del vencido, en la que estos hombres de sangre fría iniciaron el proceso destructivo de la antigua civilización americana. ¿Qué tal si tratamos de entender los hechos sin comenzar señalando o prejuzgando? Al fin y al cabo todos somos humanos y la Historia es de todos. Españoles o Aztecas, europeos o americanos, somos herencia de todos ellos. No creemos que haya buenos o malos, sencillamente procesos humanos de los que nos toca aprender y para ello es importante reconocerse. Como mexicanos, ponernos en las botas de los españoles nos pareció novedoso, hay quien lo puede considerar un sacrilegio, pero nosotros creemos en la construcción del hombre como un todo, sea musulmán, ateo o diabólico. Por otro definitivamente nos atrajo la posibilidad de hablar de personajes, sobre todo en el caso de Ordáz, obsesionado con conseguir la gloria, pero no la típica gloria de hacerse rico, sino la de pasar a la historia, la de ser recordado, dejar huella. Una motivación que lo dota de una fuerza casi sobre natural, que lo hace continuar pese a todo, pero que finalmente no lo lleva a nada, lo lleva un limbo blanco y brumoso. El sabor de la conquista es así, difuso, brumoso.
C. L. : En el cine de Yulene, muchas veces vemos una relación entre un personaje y un lugar. ¿De qué viene esta inspiración de hacer del volcán el personaje central en el relato?
Y. O. y R. I. : El Popocatépetl, es una referencia para todos los habitantes del altiplano mexicano, y lo ha sido así desde que los hombres viven por aquí. Durante miles de años se ha cargado de historias y misticismo. Para los antiguos mexicanos la montaña humeante podía ser al mismo tiempo un Dios y una entrada al inframundo. Para los Españoles era un lugar desconocido e inhóspito, tan alto como nunca habían visto. Para nosotros la gran montaña también simboliza al Nuevo Mundo, aquello que según los europeos debía ser conquistado. Es una historia fascinante entre el hombre diminuto y la naturaleza colosal. Escogimos la anécdota del ascenso del conquistador Diego de Ordaz al Popocatépetl, porque pensamos que la conquista del volcán, aunque a menor escala, funciona como metáfora de la gran Conquista de México.
C. L. : Las grandes ausentes son las mujeres y los pueblos indígenas. ¿Es una manera de decir que los conquistadores son hombres cerrados en su mundo de ideologías y otras fantasmas?
Y. O. y R. I. : El episodio histórico que seleccionamos no incluyó mujeres y solamente incluyó indígenas al inicio de la expedición. Por nuestra parte es una casualidad, sin embargo tu lectura es muy interesante y tiene que ver con la historia humana. Creemos que a pesar de que los indígenas aparecen sólo al inicio de la película, cuando la expedición apenas comienza, durante el ascenso de los tres conquistadores, el mundo indígena reaparece en distintos momentos a través de los recuerdos de estos tres españoles, otras veces a través de sus miedos, y de manera simbólica, el mundo indígena está presente dentro del volcán.
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C. L. : ¿Fue un gran desafío hablar de un mundo que no se ve, de la evolución de los personajes y su relación con el nuevo mundo?
Y. O. y R. I. : Tratamos de aprovechar cada momento de diálogo entre los personajes para incluir el contexto histórico y comprender el momento en que se encontraban los personajes y la Conquista en si. La película ya la han visto historiadores y antropólogos y no ocultan su emoción por el rescate histórico de hechos reales que incluimos en la película, como la batalla de Centla o las campañas contra el joven Xicoténcatl. Era importante hacerle ver al espectador el problema en el que estaban estos tres personajes, quienes aparte de tener que subir un volcán casi mitológico, estaban a pocos días de entrar a la ciudad de México-Tenochtitlán y conocer al gran emperador Moctezuma. Más que un reto difícil, nos pareció una forma muy evocativa de hablar de lo que ya había ocurrido durante la Conquista, y sobre lo que nuestros personajes creían que iba a ocurrir a continuación. Toda esta información o contexto se da a través de la percepción de nuestros personajes, de manera más íntima. Cuando ellos hablan de las batallas que han librado, o de la ciudad de Tenochtitlán que aún no conocen, lo hacen desde su muy peculiar punto de vista, no desde el punto de vista de un historiador que le explica a la audiencia. Eso nos parecía no sólo algo crucial, sino algo mucho más evocativo y poderoso.
C. L. : ¿La película Cabeza de Vaca de Nicolás Echevarría es una inspiración para el proceso creativo de Epitafio ?
Y. O. y R. I. : Es una película referencial para nosotros, no solo por el tema si no por sus cualidades cinematográficas. Nicolás fue nuestro maestro en la escuela de cine y es nuestro maestro en la vida real. Cabeza de Vaca es un personaje muy especial que quedó de alguna forma atrapado entre los dos bandos. Fue un tipo con la sensibilidad suficiente para ver seres humanos y cultura en ambos lados del océano. Diego de Ordaz el conquistador de nuestra película también desarrollo un pensamiento similar, su personalidad se puede leer en las cartas que él mismo escribió y que utilizamos también en la construcción de nuestro guión, en ellas por ejemplo es notorio su molestia a llamar Indios a los habitantes de América y pedía a los suyos les dieran un trato digno y los llamasen: naturales.
C. L. : ¿Que significa para cada uno de ustedes lo que ocurría en 1519 en México?
Y. O. y R. I. : Es esos años se formó una nueva nación: la latinoamericana. Somos el producto directo de aquel encuentro bélico y cultural. Cuando uno lee por ejemplo Las crónicas sobre la Conquista de Bernal Díaz del Castillo, no puede dejar de conmoverse en cada página. Es un suceso histórico único, aun sangrante y estigmatizado. Nos hemos tardado mucho en asimilarlo, pues fue un proceso muy traumático, pero es necesario seguir entendiéndolo y reviviéndolo. El re-conocimiento solo puede hacernos más fuertes.