Cédric Lépine : Es la primera vez que Laura Santullo codirige en una película, pero juntos estaban en la escritura: ¿cómo viene la decisión de codirigir El Otro Tom?
Laura Santullo y Rodrigo Plá : Fue un paso natural, nuestra colaboración se ha ido estrechando con los años, hemos hecho distintos proyectos y con el paso del tiempo cada uno se ha ido implicando de manera más profunda en todo lo que involucra la creación de la película. Las fronteras en las áreas de trabajo, en las que originalmente nos veníamos despeñando cada uno, se han ido difuminando. Y, tal vez lo más importante, es que sentimos que las grandes decisiones creativas de “El otro Tom”, tanto en la investigación, la escritura y la realización, las tomamos entre los dos, es por eso que decidimos asumir la responsabilidad del resultado en conjunto.
C. L. : ¿Pueden hablar de la importancia de estar en el mismo tiempo productores, guionistas y directores de sus propias películas?
L. S. y R. P. : En buena medida esta participación activa en todos estos roles nos permite inventar una propuesta creativa con una historia que realmente nos importa, con ciertas características narrativas, y sostenerla a largo plazo, hasta el final. Naturalmente la idea sufre cambios en el camino, pero al mismo tiempo podemos mantener una unidad, si bien la historia se va puliendo, se toman riesgos, se asumen limites, se eligen cosas, etc. lo fundamental se mantiene y para que esto sea así es importantísimo ser quienes recorren el camino completo.
C. L. : ¿Cómo se escribió la historia? ¿Viene de la inspiración de hechos reales? ¿Hicieron unas investigaciones para conocer más el tema?
L. S. y R. P. : La idea nace de una preocupación no artística, viene en realidad de una observación como padres. Serlo nos puso en contacto con una realidad donde la “normalidad” de los niños es evaluada con alta frecuencia, haciendo caso omiso muchas veces de las características individuales y la historia de cada niño. Eso nos llamó poderosamente la atención y fue un disparador, después vino una investigación muy larga, leímos muchos materiales sobre salud mental infantil y también blogs donde los padres y madres narraban las angustias de lidiar con los problemas de sus hijos.

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Así que sí bien hay materiales que vienen de lo real, lo cierto es que están trabajados libremente, no son casos concretos. De todo esto fuimos tomando ideas y después hubo un momento de parar con la investigación y aterrizar todo es en una historia específica. Ahí nos concentramos en crear unos personajes y sus vínculos, en retratar una historia singular, una madre, un hijo, y un retazo de vida. Porque al final se trata de eso, de contar la vida de alguien, y de tratar de hacerlo bien, con matices, con contradicciones, evocando emociones y pensamientos.
C. L. : ¿Qué le motivo a contar esta historia en los Estados Unidos de America del Norte?
L. S. y R. P. : Hay varios elementos que nos llevaron allí. Por una parte el diagnóstico del TDAH es abordado y clasificado por el DSM, que es un manual que cataloga los múltiples trastornos mentales, elaborado por la asociación americana de siquiatría pero que se retoma como una Biblia por buena parte del mundo. Así que Estados Unidos resulta ser una especie de cuna de esta forma de diagnóstico y atención a la salud mental. Un segundo elemento se vincula con la posibilidad de tener conflicto dentro de nuestra historia, nos interesaba indagar en la tensión que provoca la relación de lo público y lo privado, con un Estado de instituciones fuertes que tienen incidencia en la vida de los ciudadanos, concretamente la posibilidad de que la madre pudiera perder la custodia sobre su hijo. Eso nos aportaba drama. Y por último creemos que el ubicar nuestra historia en la frontera de México y Estados Unidos, nos trajo una nueva capa de sentido. La frontera, con su gente que de manera natural tiene una doble identidad cultural, este núcleo humano complejo que resulta tan difícil de clasificar pone en evidencia algo que queríamos resaltar, esto es, el absurdo de pretender simplificar a las personas, o clasificarlas bajo un rótulo que las reduce y muchas veces las estigmatiza.
C. L. : ¿Cómo fue el proceso del casting?
L. S. y R. P. : En el momento en que se elige El Paso y Ciudad Juárez como el mundo de la película, se toma también una segunda decisión muy importante que fue la convocar a la gente de allí para actuar y no traer actores desde Ciudad de México. Eso implicó trabajar con personas que no tenían experiencia previa. Fue un trabajo intenso y en diversos frentes, por una parte para encontrar a los niños actores se desarrollaron, en conjunto con Diana Sedano (estupenda actriz y directora) varios talleres gratuitos y lúdicos de actuación.

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Así es que llegamos a Israel Rodríguez Bertorelli, un niño muy peculiar y lleno de talento. Así mismo se convocó a muy diversas personas adultas a casting, en buena medida buscando gente que en su vida real tuviera profesiones o experiencias de vida similares a las que habrían de retratar en la ficción. Y en ese amplísimo casting encontramos a Julia Chávez con una naturalidad deslumbrante y una gran facilidad innata para la actuación. Después hubo mucho trabajo de improvisación y creación de vínculos, especialmente entre madre e hijo, un trabajo destinado a forjar ese lazo amoroso y complejo que se ve en la pantalla y que en buena medida es el sostén de la película.
C. L. : ¿Pueden contarme las evoluciones de la construcción del personaje de Elena desde la escritura del guion hasta el rodaje?
L. S. y R. P. : Si hay algo que siempre tuvimos claro de Elena es que nos interesaba construir un personaje complejo, con matices. Alejarnos de una imagen de madre heroína o madre idealizada. Más bien todo lo contrario, buscamos, y pulimos a lo largo de todo el proceso, una personalidad contradictoria, una madre amorosa que se desespera y muchas veces no sabe cómo asumir su tarea de madre y que sin embargo nunca ceja en el intento de buscar el bienestar de su hijo. Nos gusta pensar que el personaje evoca la posibilidad de una maternidad más dura, pero también más realista, porque lo cierto es que ser madre, ser padre, no es una línea recta de alegrías, muy al contrario es un camino lleno de tropezones, y mientras caminas habrá sol, pero eventualmente también llueve.
C. L. : ¿El tema de las madres jóvenes solas se encuentran tanto en México que del otro lado de la frontera del norte?
L. S. y R. P. : Madres solas hay en todas partes, y alrededor de ellas muchas veces hay soledad y muchos prejuicios. Pero el énfasis en nuestra película sobre la ausencia del padre se vincula con otra cosa. La decisión de construir una familia con el padre lejos, nos interesaba justo por otorgarle al personaje de Tom, motivos y razones para estar inquieto y enojado, que podían ir más allá de la realidad química y biológica que se le impone como diagnóstico. Quisimos construir una realidad familiar compleja que también podía explicar su comportamiento, sobre la que sin embargo, los especialistas, no se detenían a indagar. Porque lo cierto es que nuestro proceso de investigación, vimos en muchas ocasiones esta manera, bastante simplista, de abordar el asunto y lo quisimos contar.
C. L. : ¿Cómo se estrena la película en los distintos países y como reacciono el público?
L. S. y R. P. : De momento la película ha circulado en festivales y muestras, no hemos tenido todavía estreno comercial, pero lo que sí hemos visto ya es que el tema despierta mucho interés, probablemente porque abarca una preocupación súper contemporánea respecto a la salud mental de los niños y el exceso de medicación siquiátrica circulando en la sociedad. Pero al mismo tiempo hemos notado que la gente sale de las salas conmovida por una especie de naturalidad o vitalidad que emana de los personajes, salen conmovidos por Tom y Elena, porque los encuentran imperfectos, contradictorios, humanos y por eso queribles. Y esto nos tiene muy contentos, saber que hay espectadores que se dejan atrapar por historias íntimas y los vaivenes de la vida.
C. L. : ¿Pueden hablar del poder de los grupos farmacéuticos en la sociedad civil como se trata en la película?
L. S. y R. P. : Tal vez habría que distinguir entre los aportes farmacológicos importantísimos hechos por científicos y que evidentemente se relacionen con la industria y los intereses económicos siempre en expansión de esas mismas industrias farmacéuticas. En este sentido esta industria se comporta como el resto de las empresas, busca beneficios y ganancias, no obstante no por ello uno va a desconfiar en automático de todo lo que producen ni los avances que hacen, porque sería una simplificación absurda.

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Creemos más bien que la clave es encontrar un equilibrio, para hacerlo se requiere de controles de calidad y veracidad establecidos desde los propios gobiernos que deben velar por el bienestar de los ciudadanos y también en tener y fomentar una sociedad civil vigilante e informada. Son grupos con poder que tienen determinados intereses, se trata entonces de poner coto a esos intereses y contrarrestar su poder con información y ética.
C. L. : ¿Se puede ver sus películas como actos políticos para abrir los debates sociales como las películas de Ken Loach?
L. S. y R. P. : Creemos que la película en sí misma es el objetivo final de lo que hacemos, no se trata de un vehículo para obtener otra cosa. Queremos contar historias y contarlas bien. En este sentido intentamos con ahínco no transformar nuestro cine en una declaración de principios. No obstante, sabemos que las películas cuando proponen asuntos controversiales o simplemente cuestionan temas contemporáneos, pueden tener la fortuna de abrir conversaciones, y eso está muy bien. Pero mientras hacemos una película, al momento de escribir, de filmar, de editar, lo que absorbe nuestra intención es el cómo contar ese fragmento de vida de la mejor manera posible, más allá de los debates que pueda o no suscitar.
C. L. : Actualmente, en la producción audiovisual en México, ¿sería posible de imaginar desarrollar los temas de sus películas en el formato de una serie?
L. S. y R. P. : Estamos en eso, intentando acercarnos a ese otro formato. Lo que sí parece claro es que en la medida que las series dependen para su existencia y difusión de plataformas privadas, las posibilidades de tener una incidencia profunda en el producto es menor y los temas posibles y los abordajes que se hagan de los mismos dependen en gran medida de las decisiones ideológicas de los dueños de esas plataformas. Es difícil pensar que pueda existir una singularidad creativa o una libertad grande de contenidos. Igualmente estamos inmersos en un gran proceso de cambio del consumo audiovisual y es difícil evaluar todavía. Intentamos eso sí estar atentos para entender y buscar el modo de seguir contando historias en donde podamos.
C. L. : Ahora mismo, ¿tienen ganas de tratar otros temas por su próxima película?
L. S. y R. P. : Tenemos algunos proyectos en proceso, más o menos avanzados, no sabemos cuál será finalmente nuestra siguiente película, pero ideas, personajes y ganas no nos faltan por suerte.
Dirección & guión: Laura Santullo, Rodrigo Plá
Fotografía: Odei Zabaleta
Sonido: Anuar Yahya
Montaje: Miguel Schverdfinger
Interpretación: Julia Chávez, Israel Rodríguez Bertorelli
Producción: Buenaventura Cine, BHD Films

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