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Cédric Lépine : ¿Puede comentar del símbolo de la inmortalidad en el título?
Nay Mendl : El título retoma una frase icónica de José Martí —'Será inmortal quien merezca serlo'—, tradicionalmente vinculada al heroísmo patriótico cubano.
La encontré escrita a mano en un trozo de papel dentro de la caja de recuerdos de Winston Hernández, un hombre gay que sobrevivió a las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), campos de concentración en los años 1960 en Cuba, y que murió sin ver reconocido su sufrimiento en la historia oficial.
Para mí, rescatar esta frase y ponerla al frente de la película es un acto de justicia histórica. Winston merece ser inmortal, como merecen serlo todas las personas LGBTQ+ cuyas historias han sido borradas, cuyas muertes han sido ignoradas, cuyas vidas han sido reducidas a estadísticas o, peor aún, a secretos de familia. En toda América Latina, nuestra comunidad ha sido condenada hace siglos a una doble muerte: la física y la del olvido.
Cuando una sociedad niega sistemáticamente la humanidad de ciertos grupos - no solo la comunidad LGBTQ+, también las mujeres, los racializados, los pobres - lo que está haciendo es negarles el derecho a la inmortalidad simbólica. Nos roban el pasado para controlar el presente. Por eso, la idea de inmortalidad es tan importante para mi. Es reconocer hechos del pasado y de la ancestralidad en nuestras comunidades que nos niegan a conocer y reclamar para Winston y para todos nosotros el lugar en la historia que nos siguen queriendo negar.
C. L. : Desde el inicio del proyecto del corto, ¿cómo fue la importancia de dar una voz cinematográfica a los testimonios de personas presentes y ausentes por otra parte?
N. M. : Desde el principio, el proyecto se basó en la dualidad: rescatar el testimonio de vida de Winston, escrito en su lecho de muerte y entrelazarlas con las voces y cuerpos presentes de Ubaldo, Sergio y Yolexquix, que entre sus propios recuerdos y cotidianidades, desdibujan un panorama sobre la discriminacion y fuerza de la comunidad LGBTQ+ en Cuba en los días de hoy. Y así se fue escribiendo el proceso de la dualidad: entre la muerte y la vida, el dolor y el goce, el recuerdo y el futuro, la presencia y la ausencia, la memoria y el olvido.
El diario de Winston era nuestro punto de partida e incitaba reflejos entre las vivencias de cada uno, tejiendo un diálogo generacional, donde el pasado y el presente se iluminan mutuamente.
Al final, creo que la película muestra cómo la memoria no es algo estático, sino un proceso activo. Cuando la persona ya no está, su historia sigue viva cada vez que alguien la lee, la discute, la colectiviza, o, ahora mismo, la convierte en cine.
C. L. : ¿Cuál fue la participación de los protagonistas a la narración de la película?
N. M. : Ubaldo, Sergio y Yolexqui fueron fundamentales en dar forma a la película desde sus distintas relaciones con Winston y con el tema.
Ubaldo y Sergio fueron amigos muy cercanos de Winston por décadas y se enfrentaron por primera vez a su diario durante el rodaje. Ver a Ubaldo, antiguo aprendiz de pintura de Winston, restaurar la lápida de Winston usando las mismas técnicas que él le enseñó, o escuchar a Sergio reconocer entre risas la letra de su amigo al leer el diario en voz alta, fueron momentos que definieron el tono de la peli: al final, es un homenaje.
Yolexqui, en su juventud y por su vez, no conoció directamente esa época y se acercó a Winston a través de su álbum de fotos, diario y por los relatos escuchados durante las grabaciones. Crear esa posibilidad de acercamiento generacional se tornó cada vez más bonito a lo largo de los días de investigación y rodaje. En el último acto de la película, para mi fue importante el hecho que estábamos todos juntos en el cementerio, arriba del túmulo de Winston, creando un momento de cierre que tocara los sentimientos de anhelo y fuerza que tanto existen en esas conexiones.
Juntos, colaboramos en qué aspectos de sus vidas personales entraron en la película: su rutina, su arte, sus conexiones y sus espacios seguros en el pueblo que viven.
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C. L. : Es responsable a la vez de la dirección, del guión, de la fotografía, de la edición, de la dirección artística y de la producción: ¿eso viene de una decisión de entretener su propia independencia o del gusto de la creatividad del cine y de la intimidad del rodaje?
N. M. : La peli nació como uno de los ejercicios propuestos por la cátedra de documental de la EICTV (Escuela Internacional de Cine de Cuba) durante mi formación. Cada director debía asumir casi todos los oficios – investigación, guión, producción, fotografía y montaje. Fue un desafío complejo que en la precariedad me obligó a inventar soluciones con el mínimo, pero también una búsqueda profundamente personal por nuestra voz autoral como cineastas.
En mi caso, trabajar a partir de esa independencia en un lugar como Cumanayagua, ese pequeño pueblo acogedor entre las montañas del Escambray, terminó siendo un gran regalo. Esa independencia y las semanas viviendo en el pueblo me permitieron escuchar sobre Winston por las esquinas y plazas y crear cercanía con Ubaldo, Sergio y Yolexqui. Con ellos, compartí momentos muy bonitos de libertad y confianza, que creo que se traducen directamente al lenguaje cinematográfico artesanal en que la película estaba implicada.
C. L. : ¿Dónde estamos en el Cuba actual por el respeto de los derechos humanos de la comunidad LGBTQI+?
N. M. : El gobierno cubano nunca ha ofrecido un reconocimiento formal ni una disculpa pública por las UMAP, los campos de trabajo forzado donde fueron internados miles de homosexuales, religiosos y disidentes en la década de 1960. Si bien algunos intelectuales y funcionarios han mencionado el tema de manera aislada, jamás hubo una reparación histórica institucional. Hoy en día, la situación de la comunidad tiene una gran matriz de complejidades.
C. L. : ¿Cuál sería su próximo proyecto en el cine o en el arte en general?
N. M. : En el momento estoy empezando la distribución de un nuevo cortometraje grabado en La Habana. Se llama Te quiere, Enrique y habla sobre tres jóvenes transmasculinos en Cuba que habitan una misma realidad percibida a través de sensibilidades distintas. La película es futurista y habla sobre cómo construir un futuro inspirado y codificado a partir de la historia de Enrique Favez, una persona asignada mujer al nacer que, en el siglo XIX desafió las normas de género de su tiempo, al presentarse socialmente como hombre. Esa personalidad marcó el primer registro legal de disidencia de género en la isla. Filmar el presente para desenterrar y conectar esas memorias, para mi, es un acto de rebelión: crear puentes entre los restos de un pasado que quisieron enterrar y los futuros que aún nos debemos.
Será inmortal quien merezca serlo
de Nay Mendl
Documental
19 minutos. Cuba, 2025.
Color
Idioma original: español
Reparto : Sergio Gerones Collado, Ubaldo Moya Alvarez, Yolexquis Ruíz Olivera, Winston Hernandez
Guión : Nay Mendl
Dirección de fotografía : Nay Mendl
Edición : Nay Mendl
Musica : Nathalia Quimbay
Sonido : Evelyn Santos, Sergio Salum
Dirección de arte : Nay Mendl
Producción : Nay Mendl