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Billet de blog 13 février 2021

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No circuncidaras, el sentido escondido del Segundo Mandamiento

La descubierta exegética que sigue fue publicada por el British med. J. y en una conferencia del 8° Simposio de NOCIRC. Agoravox la publicó. Una docena de años más tarde, un nuevo hallazgo exegético la confirmó (ver III). Los manuscritos de Qumrân y la Septuaginta confirman la falsificación intelectual que denunciamos por la prueba de la falsificación material de Deuteronomio 5: 9.

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Ce blog est personnel, la rédaction n’est pas à l’origine de ses contenus.

El profesor Römer, titular de la cátedra Medios bíblicos en el Collège de France, la más alta institución universitaria de Francia, comentó esta descubierta:

“Usted tiene razón al afirmar que Gén 17 presenta otra visión de la circuncisión que Gén 15 o el Deuteronomio. Los editores ‘seculares’ estaban aparentemente menos interesados en esta práctica, e incluso opuestos a ella. La expresión ‘circuncisión del corazón’ podría hasta contener una posición polémica contra la ‘circuncisión de la carne’”.[3]

I - Gran prueba de la identidad de Abraham y Akenatón,

el Segundo Mandamiento retoma palabra por palabra la revolución de Akenatón:

monoteísmo, prohibición de ídolos, imágenes y mutilaciones sexuales

“Las mutilaciones sexuales femeninas y masculinas, el más grande crimen contra la humanidad.” - “Eso es muy verdadero!” Alain de Mijolla (psicoanalista)

“Si Moisés fue un egipcio, si trasmitió su religión a los judíos, fue la de Akenatón, la religión de Atón.” Sigmund Freud1

Hagamos balance de la revolución de Akenatón. Para egiptología, consistía en el monoteísmo del sol y la prohibición de ídolos e imágenes. Pero su mayor revolución fue la de su nombre de coronamiento: Neferkheperoure: “La creación de Dios es perfecta”, idea confirmada por este trozo del Gran himno a Atón:

“Los seres de la tierra se forman bajo tu mano como los has querido.”

Estas dos afirmaciones indican que la tercera hoja de la revolución de Akenatón fue la abolición de las mutilaciones sexuales. Vamos a ver que Moisés retomó integralmente esta revolución en el Segundo Mandamiento.

Moisés era un hombre santo. Profundamente religioso como Akenatón, él gravó las ideas de este último en la piedra de los Diez Mandamiento y escribí:

“Tu amarás también el extranjero, porque fuiste extranjero en el pais de Egipto.”  Deuteronomio 10: 19

“La duración de nuestro viaje... había sido de 38 años. En ese momento, toda la generación bélica había desaparecido...” Deuteronomio 2: 14

“Él que tiene los genitales aplastados o mutilados no será admitido en la asamblea del Señor.” Deuteronomio 23: 2

Era la generación de los circuncidados politeístas. Estos versículos muestran que Moisés particularmente odiaba la circuncisión debido a sus consecuencias psicosociales. Instruido por el golpe contra Akenatón y la tentativa de adoración del becerro de oro, no tiene confianza en los circuncidados y niega a ellos el derecho de participar en las asambleas,

La no violencia de Akenatón se extendía a la educación. Criado por una hija de Akenatón en la religión abolicionista de las mutilaciones sexuales de su padre, Moisés escapó a la circuncisión. Un rumor circula, basado en algunos versículos apócrifos de los Libros del Éxodo y del Levítico, según el cual la Ley de Moisés incluiría la circuncisión. Lo expanden los Evangelios, el libro de los mormones, Freud en los dos primeros capítulos de Moisés y el monoteísmo, y Roudinesco (Libération del 30 abril 1993 y prologo al libro de Carlo Bonomi, luego cómplice (Sulla soglia della psychoanalisi, Freud i la follia infantile)). Lo contrario es un hecho histórico (cf. Josué 5: 2-9). El recuerdo de la circuncisión forzada de su hijo (cf. capítulo VII) estuvo muy presente en el espíritu del autor de los Diez Mandamientos. Fue un padre humillado, herido en la carne de su carne y su dignidad, que escribió la primera declaración histórica de los deberes y derechos humanos, de valor universal, base de la ética elemental y de los sistemas legales de todas las democracias. La Cuarta Alianza respeta el cuerpo humano: “No cometas homicidio.” Vamos a ver que el Segundo Mandamiento (cf. Éxodo 20: 3-6) abole la sumisión de la persona humana por el terror del mandamiento impuesto a Abraham. Este mandamiento es la prueba arqueológica y bíblica de que Moisés fue un fiel de Akenatón. Como él, en efecto, comienza por prohibir el politeísmo y el culto de los ídolos e imágenes:

“No tendrás ningún Dios otro que yo. No harás un ídolo, ni ninguna imagen de lo que está arriba en el cielo o abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra...” 20: 3-4

Illustration 1
Amon Min

El dios Amón-Min (Museo del Louvre)

Esta prescripción se extiende a la idolatría del falo y su complemento: las mutilaciones sexuales. La expresión de un culto del falo masculino acompañado de la destrucción del falo femenino, modifican, “abajo en la tierra”, “la imagen” del cuerpo humano.

El versículo 5 va mucho más adelante:

“Tú no te prosternaras frente a ellas, tu no les adoraras, porque yo, el Eterno, tu Dios, soy un Dios celoso, que persigo el crimen de los padres sobre (contra) los niños hasta la tercera y cuarta generaciones (ascendientes)...”

La conjunción “porque” es capital; implica que “el crimen de los padres sobre los niños” viola la prohibición de ídolos y imágenes. En la cultura egipcia que los hebreos acababan de dejar, el crimen de los padres sobre sus niños que modifica la imagen de “lo que está abajo en la tierra”, y del cual Dios afirma ser celoso, no puede ser otro que las mutilaciones sexuales. Sabiendo que no podía haber dudas sobre el sentido de esta perífrasis, Moisés la utilizó para recalcar el carácter criminal de las mutilaciones sexuales. El Dios de Moisés no es solamente celoso de los otros Dioses y sus representaciones, también lo es de toda alteración del cuerpo humano que él creó. Prohíbe el sacrificio humano perpetrado en los niños, tributo sangriento al politeísmo, a las deidades arcaicas, telúricas, de fertilidad y procreación.

El Libro del Deuteronomio, que no prescribe la circuncisión, confirma:

“Observad todo lo que yo establecí para vosotros, sin añadirlo nada.” 13: 1

Pero los religiosos se apoyan en Éxodo 34 del cual el carácter apócrifo es evidente ya que reescribe el versículo 20: 5 desnaturalizándolo (cf. III) para interpretarlo como si decía “… quien persigue sobre los niños” sea “el crimen del padre” sea “los crímenes de los padres” y entonces condenaba la criminalidad común. Es absurdo:

- Primeramente, porque si la frase tuviera este sentido, tendría también una de estas dos formulaciones,

Segundo, así interpretados, los celos de este dios serían bien limitados; deberían de extenderse a las madres, hermanos y hermanas, y los crímenes de los niños también deberían recaer en los padres y abuelos,

Tercero, el sexto mandamiento (“No cometes homicidio.”) ya condena la delincuencia común,

Cuarto, no se castiga a los niños de los criminales; sería extravagante que un mandamiento divino instaure una responsabilidad familiar; eso daría al término celoso el significado inmoderado de sospechoso hasta la injusticia. Solamente unos conservadores paranoicos pudieron concebir tal idea, contra la cual el profeta Ezequiel se sublevó:

“... el hijo no llevará la culpa del padre, ni el padre la culpa del hijo, ...” 18: 20

Quinto, los rabinos ignoran el versículo 20: 22, cercano:

“Si... me eriges un altar de piedra, no lo construye en piedras talladas porque al tocarlas con el hierro, las profanaste.”

¡¿El hierro profanaría la piedra pero no el cuerpo humano?! Moisés nos dice, de manera gráfica, que la escisión del prepucio es una profanación, una blasfemia contra la obra del creador. Desnudar el glande es una barbaridad de los egipcios.

Sexto, la contradiccion entre las dos versiones hebreas clásicas del Segundo Mandamiento, (Éxodo 20: 5 y Deuteronomio 5: 9) y su traducción plantean un problema resuelto por los rollos del mar Muerto y la Septuaginta.

En los textos hebreos, hay una pequeña pero importante diferencia que las traducciones han borrado. Escogeremos la parte de frase discutible en el texto del rabinato francés (sefarim.fr):

Éxodo 20: 5: עֲו‍ֹן אָבֹת עַל בָּנִים עַל שִׁלֵּשִׁים וְעַל רִבֵּעִים

…el crimen (עֲוֹן) de los padres (אָבֹת) sobre (עַל) los niños (בָּנִים) sobre (עַל) la tercera generación (שִׁלֵּשִׁים) Y SOBRE (וְעַל) (וְ significa “y”) la cuarta generación (רִבֵּעִים)

Deuteronomio 5: 9: עֲו‍ֹן אָבוֹת עַל בָּנִים וְעַל שִׁלֵּשִׁים וְעַל רִבֵּעִים

…el crimen (עֲוֹן) de los padres (אָבֹת) sobre (עַל) los niños (בָּנִים) y sobre (וְעַל) la tercera generación (שִׁלֵּשִׁים) y sobre (וְעַל) (וְ significa “y”) la cuarta generación (רִבֵּעִים)

La diferencia reside en el término “y” añadido, en el Libro del Deuteronomio, entre “niños” y “tercera generación” en el Deuteronomio.

Por una parte, una modificación del texto del Segundo Mandamiento tiene algo de aberrante, por otra parte, este añadido apócrifo es una falsificación muy torpe.

En efecto, no se menciona la segunda generación, lo que supone que los niños son la segunda generación y los padres la primera. Es absurdo, los niños son la primera generación en todos los lenguajes. Consciente de este absurdo, la traducción del rabinato francés tacha los términos “sobre los niños”. No respeta el texto sagrado.

Entonces y sobre todo, este “y” hace creer que el crimen está perseguido indefinidamente sobre las generaciones descendientes. Prohíbe considerar “el crimen de los padres sobre los niños” como una perífrasis designando las mutilaciones sexuales. Podría haber sido añadido al momento de la descubierta del manuscrito en el templo de Salomón al retorno de Babilonia, mientras que la circuncisión tenía que estar vuelta a introducir (había sido abandonada para hacer creer que los Judíos no tenían nada que ver con los egipcios, como las demás tribus de Palestina).

La versión de Éxodo 2: 5 también no menciona la segunda generación. Con razón si se considera que las generaciones van en el sentido ascendiente. La segunda es excluida porque se trata de los padres de los cuales el crimen es in cuestión.

Los manuscritos del mar Muerto y la Septuaginta nos traen una prueba definitiva de la falsificación. Su versión de Deuteronomio 5: 91 no añade “y” entre “los niños” y “sobre la tercera generación”. ¿Cómo no pensar que la versión clásica fue falsificada en el sentido de los partidarios de la circuncisión?

En fin, varias improbabilidades de la interpretación ortodoxa sugieren que es inexacta:

- el Segundo Mandamiento viene justo después del primero porque lo ilustra; una criminalidad pedo-sexual en masa ofende a Dios de manera particularmente reprobable. Estigmatizando las mutilaciones sexuales como crímenes contra la creación, les castiga de manera imprescriptible, buscando a los culpables en cada generación viva. La tercera y la cuarta son muy simplemente los abuelos y bisabuelos. No se ve por qué un Dios airado contra la delincuencia común como para castigar a los descendientes pararía precisamente a la cuarta generación. Pero en el otro sentido, el castigo se para naturalmente a los bisabuelos. Por lo tanto, para reprimir el más grande y más trivializado crimen contra la humanidad, el genial legislador inventó el concepto de imprescriptibilidad, tres milenios antes de Núremberg,

- Dios solamente puede ser celoso de su propia creación; el hombre no puede cambiarla sin usurpar su lugar. “No tendrás ningún otro Dios fuera de mí.” implica: “No te erigirás en Dios cambiando mi creación.”,

- Dios no discrimina entre los sexos; es imposible que haya excluido a las mujeres al exigir una señal de alianza solamente de los hombres,

- Abraham circuncidó también a Ismael y la circuncisión no da más derecho en Canaán a los judíos que a los árabes,

- por último, al revocar las mutilaciones sexuales, Moisés acaba con la terrible sanción de la ausencia de circuncisión: la exclusión de los intactos. Una afiliación basada en una seña particular había instituido la discriminación y la segregación entre los “elegidos”. “La circuncisión del corazón” las reemplaza.

Este abanico de errores, negligencias y mentiras concordantes enmascara la interpretación correcta para cubrir la condena de las mutilaciones sexuales por Moisés. Este mandamiento hubiera debido ser: “No circuncidarás.”, su falsificación intelectual habría sido imposible. La perífrasis: “el crimen de los padres sobre los niños” permitió a los partidarios –y víctimas– de la circuncisión de distorsionarlo por medio de una interpretación sacrílega. Para restaurar la circuncisión, sus fanáticos llevaron el texto a una contradicción increíble. Introdujeron un improbable doble significado para ocultar que este crimen era las mutilaciones sexuales. Pero, cuando dicta sus Mandamientos, el Eterno no se divierte con dobles sentidos. Tanto más cuanto que aquí en el Sinaí, el contexto histórico es el abandono de las mutilaciones sexuales durante cuarenta años. Pero si los partidarios de la circuncisión se atrevieron a falsificar el significado del Segundo Mandamiento para los niños, renunciaron a la monstruosa y con frecuencia mortal escisión de las niñas.

“Dios” cambió de opinión entre la Alianza con Abraham y la con Moisés. La Cuarta Alianza suprimió la ley que Ay impuso a Abraham porque la ley no puede hablar en contra de la vida; por un lado, el prepucio es propiedad de la persona humana y el niño es una persona humana, por otro lado, es un órgano sexual y la circuncisión es una mutilación, por tres razones: la piel es un órgano, el prepucio no es piel muerta, no es un inútil gordo de piel sino un órgano protector con doble cara: piel al exterior, mucosa adentro. Sin este labio particularmente erógeno, la mucosa del glande se queratiniza, se convierte en piel y pierde parte de su sensibilidad. El amor se hace mucosa contra mucosa para el más grande placer de las dos parejas (las esposas de circuncidados a menudo se quejan de las irritaciones provocadas por un glande calloso). Contra la Alianza por la sumisión de Génesis 17, el libertador de los hebreos instauró la Alianza entre iguales del gran judaísmo, auténtico y universal, que abolió las mutilaciones sexuales. El Decálogo es la primera declaración histórica de los deberes y derechos humanos. Los Segundo y Sexto Mandamientos decretan el primero de estos derechos, inalienable y sagrado: el derecho al cuerpo.

El hecho de que el Segundo Mandamiento de Ramsés I transcribe las reformas de Akenatón son las grandes revelaciones de La naissance du judaïsme, entre exégèse et archéologie (El nacimiento del judaísmo, entre exégesis y egiptología: Amazon.es: Bertaux-Navoiseau, Michel Hervé: Libros). Los dos faraones se rebelaron contra la alianza de los padres y abuelos contra los niños. Ponemos fin al mito de la circuncisión en la Ley de Moisés. Según Freud y otros, fue asesinado, presumiblemente porque no quería invadir Palestina. Moisés, Jesús, Rabin, los fanáticos judíos asesinan a sus líderes pacifistas.

II - El Libro del Deuteronomio prohíbe la circuncisión

Muchos libros de la Biblia guardan silencio sobre la circuncisión. Los términos “Circuncidado”, “circuncidar”, “circuncisión” no aparecen en los libros siguientes de la Torá: el Libro de los Números, el Libro del Deuteronomio, en la gran mayoría de los libros de los profetas: Los Reyes, Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías, y en las hagiografías: Los Salmos, Los Proverbios, Job, El Cantar de los Cantares, Ruth, Las Lamentaciones, El Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías. El más notable es el Libro del Deuteronomio. La exégesis moderna sostiene que a diferencia de los otros libros de la Torá, Moisés dirigió su redacción con gran unidad de estilo2. Escrito para los sacerdotes, hace un inventario detallado de las reglas religiosas que se deben respetar. Pero la Jewish encyclopedia3 nota: “La circuncisión como acto físico no es ordenada en ninguna parte del libro.” Mientras que es considerada como la mitzvah (regla) central del judaísmo, el Libro del Deuteronomio la prohíbe:

“Todo lo que yo mando, observadlo con exactitud, sin añadir nada...” 13: 1

Moisés aclara además:

“Y ahora, oh Israel, lo que el Eterno, tu Dios, solo te pide es reverenciar al Eterno, tu Dios, seguir sus caminos en todas las cosas, amarlo, servirlo con toda tu alma, observando los preceptos y las leyes del Eterno que hoy te estoy imponiendo, para ser feliz.” 10: 12-13

Luego, habla trece veces (4: 5, 4: 8, 4: 14, 4: 45, 5: 7, 5: 31, 6: 1, 6: 20, 7: 11, 7: 12, 8: 11, 11: 1) de las “leyes y reglas...” (4: 1) que defiende, pero la circuncisión no está incluida. Tampoco aparece en las reglas de los versículos 12: 1 a 27: 26. Además, excluye los signos físicos distintivos; de naturaleza espiritual, la elección del pueblo judío y su consagración a la divinidad le prohíben distinguirse por signos externos vulgares:

“Vosotros estáis los hijos del Eterno, vuestro Dios: no os cortéis el cuerpo, no os afeitad entre los ojos en honor a un muerto. Porque tú eres un pueblo consagrado al Eterno, tu Dios, y eres tú quien ha escogido, el Eterno, para ser un pueblo especial para El entre todos los pueblos esparcidos sobre la tierra.” 14: 1

“No cortéis vuestra carne a causa de un muerto y no os imprimáis ningún tatuaje: yo soy el Eterno.” Levítico 19: 28

A diferencia de otros libros de la Torá, esas reglas minuciosas no hablan de excluir a los “incircuncidados” del templo y de la cena de Pascua.

Típica del misticismo de Akenatón, aprobada por Jeremías (10: 24-25), la “circuncisión del corazón” es una posición ética opuesta a la supuesta moralización(*) por la circuncisión de la carne:

“Circuncidáis vuestro corazón, no pongáis más vuestra nuca rígida.” 10: 16

Moisés enfatiza un síntoma obsesivo, signo de angustia emocional y considera esta “circuncisión” como una gracia de Dios:

“Y el Eterno, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tu descendencia, para que puedas amar al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y toda tu alma, y mantener tu vida viva.” 30: 6(**)

Referencia a la Alianza con Abraham, la mención de la descendencia es significativa de la sustitución de la circuncisión del corazón por la del cuerpo. El Eterno, y no el hombre, realiza esta última.

Deuteronomio 23: 2 es el más límpido versículo contra la circuncisión de toda la Biblia:

“Él que tiene los genitales aplastados o mutilados no será admitido en la asamblea del Señor.” Deuteronomio 23: 2

Al excluir a los circuncidados, Moisés toma lo opuesto del Dios de Génesis 17.

Los hebreos se oponían categóricamente a la circuncisión. El Libro del Deuteronomio la prohíbe.

III - Apócrifa, el capítulo 34 del Libro del Éxodo

falsifica el Segundo Mandamiento de Éxodo 20: 5

Pero los oponentes de la circuncisión no abandonaron. Entonces, sus partidarios recurrieron a una estratagema. El capítulo 34 del Libro del Éxodo da un raro ejemplo de la Biblia comentando y modificando uno de sus versículos. Reescribe y comenta largamente el versículo 5 del capítulo 20 como si fuera problemático. Los versículos 6-7 de este capítulo retocan el Segundo Mandamiento desnaturalizándolo por novedades, un cambio en el orden y la lógica de las ideas, substituciones, supresiones y contradicciones:

“… ADONAÍ es el Ser eterno, todo poderoso, clemente, misericordioso, tardío con la cólera, lleno de benevolencia y de equidad; conserva su favor hasta la milésima generación; aguanta el crimen, la rebelión, la falta, pero no los absuelve; persigue la mala acción de los padres hacia los hijos, hacia los nietos, hasta los terceros y cuartos descendientes.”

- Primera alteración, hemos visto que el Segundo Mandamiento se compone de dos partes con un vínculo causal que hace de la segunda: “el crimen de los padres”, una violación de la regla instituida por la primera: “la prohibición de la fabricación de imágenes. Éxodo 34 ignora esta relación para contentarse de glosar inadecuadamente sobre la segunda parte, sin siempre precisar por qué la “mala acción” -esa vez- de los padres, tendría que recaer sobre los niños.

- Segunda alteración, la idea aberrante de un Dios que “aguanta el crimen” es ausenta de Génesis 20: 5.

- Tercera alteración, la imagen del Dios que solo se describe como celoso en Éxodo 20 es totalmente nueva y muy contradictoria; parece que, en su deseo de imponer su interpretación, los editores de Éxodo 34 se enredaron en su comentario; sería absurdo que un Dios “clemente, misericordioso, tardío en enojarse, lleno de benevolencia y equidad... (persiga) las malas acciones de los padres hacia los hijos, hacia los nietos”. Sería gravemente injusto, como lo señaló Ezequiel.

- Cuarta alteración, la idea de celos es sacada. Perspicaces, los redactores religiosos la reanudan siete versos más adelante, pero limitándola como veremos.

- Quinta alteración, el versículo 7 desnaturaliza el verso 20: 5 en tres lugares:

“… aguanta el crimen, la rebelión, la falta, pero no les absuelve; persigue la mala acción de los padres hacia los niños, hacia los nietos, hasta los terceros y cuartos descendientes.”

. La noción de “mala acción de los padres”, cuya lista es enumerada: “el crimen, la rebelión, la falta”, es substituida a aquella de “crimen de los padres”. Ampliando y minimizando la idea de crimen, descarta la idea de un crimen particular, evidente en Éxodo 20: 5. Se trata de excluir la buena interpretación. Avatares de la multimilenaria polémica, varios traductores se someten ciegamente a Éxodo 34; algunas ediciones bilingües hebreo-francés y hebreo-ingles traducen עֲו‍ֹן por culpa o iniquidad en vez de crimen para Éxodo 20: 5 como para Deuteronomio 5: 9.

. Éxodo 20: 5 no mencionaba a los nietos y hablaba de “generaciones” y no de “descendencia”.

. Los niños, nietos, bisnietos y bis-bisnietos son perseguidos en vez de los abuelos y bisabuelos. ¡¿Esta aberración ética y jurídica instituye una responsabilidad familiar, hereditaria pero no a perpetuidad?!

Todo eso no permite considerar que el Segundo Mandamiento prohíbe las mutilaciones sexuales. Al pretender parafrasear el texto original para impresionar al adversario y engañar a los débiles, eso falla a favor de la interpretación ortodoxa de una manera insistente y repetitiva.

- Sexta alteración, el versículo 14 retoma la idea de un Dios celoso:

“... no debes inclinarte ante una deidad extranjera, porque el Eterno tiene el nombre de CELOSO...”

Es con el sentido de celoso de los otros Dioses sin el segundo motivo de celos: la alteración de la creación por “el crimen de los padres sobre los niños”.

Llegamos al punto de partida; todo lo que, en Éxodo 20, podía contradecir la interpretación ortodoxa es intelectualmente o materialmente falsificado. Éxodo 34 es un comentario apócrifo de Éxodo 20, destinado a acreditar esta interpretación. Esto muestra que la verdadera interpretación (“¡La pluma engañosa de los escribas la ha convertido en una mentira!” Jeremías 8: 8) prevalecía antes de la muerte de Moisés. Los versos 6, 7, y 14 del capítulo 34 del Libro del Exodo son un comentario apócrifa del verso 20: 5 del mismo libro. El paradigma de la falsificación del Segundo Mandamiento por los partidarios de la circuncisión, Éxodo 34 es una prueba brillante de la pertinencia de nuestra interpretación de Éxodo 20: 5.

La multiplicación de las reescrituras del Segundo Mandamiento manifiesta la viva oposición entre los adversarios y los partidarios de la circuncisión. Muestra que la primera escritura incomodaba fuertemente a estos últimos y atestigua sobre la resistencia que su reincorporación de la circuncisión encontró. Por cierto, como lo indica la siguiente declaración de San Pedro, parece que algunas familias continuaron respetando la prohibición de la circuncisión por Moisés:

“... unos ex-fariseos que se convirtieron en creyentes intervinieron para decir que los gentiles debían ser circuncidados y observar la ley de Moisés... Pedro se levantó y dijo: ‘...¿Por qué intentan poner a prueba a Dios imponiendo a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros mismos pudieron soportar?’” Hechos XV, 5-10

Conclusion

La interpretación judaica del Segundo Mandamiento perpetúa la circuncisión egipcia en contra de la religión hebraica. Capítulo 34 del libro del Éxodo lo demuestra por lo absurdo.

[1] Sigi Sigismond. The 2nd commandment forbids circumcision. A rapid response to “Is infant male circumcision an abuse of the rights of the child? Yes”. BMJ 2008.

[2] Bertaux-Navoiseau M. “Tu ne circonciras pas.”, le sens caché du Deuxième commandement. Agoravox, 2021.

[3] Römer T. Carta al autor. 2010.

[4] Freud S. L’homme Moïse et le religion monothéiste. Paris : Gallimard ; 1986. 

(5) Berthelot K. La bibliothèque de Qumrân. Paris : Editions du cerf ; 2014. Vol. 3a, p. 140-41.

(6) Encyclopaedia Britannica. Bible.

(7) Jewish encyclopedia. Circumcision. New York and London: Funk and Wagnalls company; 1901-1906. Vean en internet.

(*) Moisés también fue el fundador de uno de los primeros sistemas jurisdiccionales de tres grados (Éxodo 18: 19-26). Sin embargo, las contradicciones del líder carismático que- por un lado, reunía a su pueblo para recitarle poemas, y por otro lado no dudaba en cometer el genocidio de los pueblos que encontraba en su camino- son obvias. En particular, una ley formulada en la segunda persona es la de un dictador que, afirmándose a sí mismo como Dios, se reserva el derecho de violarla.

(**) “Este mandamiento no fue instituido para rectificar una deficiencia congénita sino una deficiencia moral.” Maïmonide M. Le guide des égarés. 1190. Paris: Verdier; 2012, capítulo 49.

(***) Los versículos 10: 16 y 30: 6 son los únicos usos del término “circuncisión” en todo el Libro del Deuteronomio.

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