ELECCIONES EN FRANCIA
Alejandro Teitelbaum
I. La ventaja electoral del RN es el resultado de una combinación de factores:
1) la desconfianza de los ciudadanos en la clase política tradicional;
2) la extrema derecha ha podido mentir impunemente utilizando el monopolio de los medios de comunicación, propiedad de un pequeño grupo de multimillonarios. Entre otras cosas etiquetando falsamente a LFI de antisemita y proterrorista.
3) La gran mayoría de la población está condicionada por el consumo de medios digitales en todas sus formas– smartfones, tabletas, télévision, etc. Así reciben solo argumentos binarios simplistas y es impenetrable a los razonamientos complejos[1] sobre la realidad social del sistema capitalista vigente, que revelan su verdadera naturaleza: opresor, depredador y explotador.
Henri Laborit y Lars Svendsen han abordado el tema de la falsa conciencia de clase[2] desde diferentes ángulos.
El biólogo Henri Laborit ha escrito: "Nuestros determinismos sociales son dominantes, porque las sociedades, como todas las estructuras vivas, tienden a mantener el estado en el que se encuentran para preservar su existencia, sometiendo al individuo a sus prejuicios, sus preceptos, sus valores". Se dice que un sujeto así está en equilibrio con su entorno, un estado ideal porque no será la causa de ninguna revuelta. Ni siquiera necesitará pensar”[3]...
Laborit sostiene que ese comportamiento, que evita recurrir a las construcciones imaginativas de nuestro cerebro estructurante, fue muy útil en ciertas etapas de la humanidad, cuando el ser humano tenía que defenderse rápida y eficazmente de las agresiones del entorno exterior. Pero hoy en día, cuando los humanos pueden dominar el entorno, este comportamiento ha perdido su finalidad original. Sin embargo -para resumir la exposición de Laborit- el dominio del entorno ha dado lugar a la aparición de la acumulación y del capital, y "es difícil imaginar un capital que no esté constituido para aumentar". El resultado es la persistencia de comportamientos (en la inmensa mayoría de los seres humanos, añadiríamos nosotros) determinados por el sistema dominante, y el bloqueo de la emergencia del "hombre imaginativo", capaz de idear una sociedad diferente. En este sentido, el libro de Laborit, La nouvelle grille, ofrece una excelente síntesis de la cuestión: "En resumen, ¿dónde situamos a la clase "trabajadora" y sus intereses de clase? Es probable que un alto directivo o un trabajador especializado tenga o no conciencia de pertenecer al proletariado, a la clase de los "obreros", según las satisfacciones -o insatisfacciones- de dominación jerárquica que sienta. En la clase obrera hay perfectos burgueses y están contentos de serlo, aunque sean explotados y privados de su plusvalía, al igual que en la burguesía hay verdaderos proletarios y están orgullosos de serlo, aunque se aprovechen plenamente de su poder económico y político, que consideran equitativo porque no impugnan la existencia del poder jerárquico, sino la forma en que está distribuido"[4].
Lars Svendsen escribe: [los trabajadores] "[...] llegaron a aceptar la relación salarial y la consiguiente división del trabajo. Contrariamente a las expectativas del marxismo revolucionario, dejaron de cuestionar el paradigma capitalista, contentándose con la ambición más modesta de mejorar su condición dentro del sistema. Esto significaba también que su esperanza de libertad y realización residía en su papel de consumidores. Su principal objetivo era aumentar sus salarios para poder consumir más"[5] .
Es el resultado de la hegemonía ideológica y cultural de las mismas tendencias oscurantistas, alimentadas y extendidas con métodos cuestionables en los círculos académicos y universitarios.
Tendencias han impregnado a varias generaciones de élites políticas e intelectuales, incluidas las de izquierda[6].
La France Insumise ha contribuido, con sus divagaciones políticas y tácticas, a acentuar la confusión reinante. Divagaciones impuestas por Mélenchon mediante una estructura interna antidemocrática, con su personalidad egocéntrica y su ideología populista[7], opuesta a un proyecto de transformación radical de la sociedad capitalista.
II. Para el segundo turno, se impone,cerrar el camino a la extrema derecha.
Pero es una táctica política circunstancial, que una auténtica izquierda debe dar por terminada, una vez finalizados los comicios el 7 de julio.
Porque en dicho bloque contra el triunfo electoral de la extrema derecha participan personajes, grupos y partidos políticos que han actuado y actúan invariablemente como lacayos del imperialismo dominante en Occidente y contra los intereses de las clases trabajadoras.
III.Cualquiera sea el resultado electoral, en la Asamblea Nacional se formará, de hecho, un bloque de derecha mayoritario que legislará, como hasta ahora, siguiendo los dictados del gran capital, contra los derechos de las clases trabajadoras y del pueblo en general.
De modo que desde el el 8 de julio está planteada como tarea urgente y prioritaria la (re)contrucción, desde las bases, de un partido auténticamnte revolucionario que interactúe con las clases populares y participe en las próximas luchas que no tardarán en comenzar cuando quede al descubierto la impostura del RN y la confusión general promovida por las clases dominantes durante la campaña electoral.
IV El auge de la extrema derecha, incluso en las "grandes democracias occidentales" con su ala fascista, en la que participan milicias organizadas que practican la violencia, no es un fenómeno pasajero y, menos aún, trivial.
Lo que agrava la situación es que la variante más reaccionaria goza del consenso de una gran parte de la población, a pesar de que ésta sufre la crisis económica y es víctima de una explotación y una opresión capitalistas en rápido aumento.
No es ajena a esta paradoja -los pobres depositan su confianza en los más ricos que los explotan- la desintegración política e ideológica de los partidos tradicionales de izquierda, el PS y el PCF [8], que han perdido a la mayoría de sus militantes y simpatizantes. Y los desvaríos ideológico-políticos de la nueva izquierda.
La representación política de la izquierda, cuyas formaciones tradicionales corrían el riesgo de desaparecer, quedó así reducida al mínimo.
Surgió entonces la LFI, con un programa alternativo al de las clases dominantes en el poder y su propuesta NUPES, que, además de ir más allá de las ambigüedades y renuncias programáticas del PCF, el PS y EELV, les ofrecía una tabla de salvación ante la perspectiva de su práctica desaparición de los órganos electivos.
LFI y NUPES encontraron un eco positivo por parte de muchas personas con mentalidad de izquierdas, pero que perdieron su entusiasmo inicial cuando vieron cómo funcionaban realmente estos dos organismos, lastrados por las ideologías dominantes y, en particular LFI, por su organización difusa y verticalista.
LFI, en contradicción con su propuesta de transformar/democratizar el aparato del Estado, dedica una atención desproporcionada a las instituciones existentes, en las que parece confiar para lograr un cambio positivo significativo en la situación política, económica y social, que se deteriora rápidamente. Y comete errores estratégicos y tácticos[9] que no contribuyen a cambiar la relación de fuerzas en el seno de la población. En el contexto de la concentración casi obsesiva de LFI en las contiendas electorales.
Desde los orígenes del capitalismo hasta nuestros días, el Estado ha sido y es "una máquina esencialmente capitalista, el Estado de los capitalistas".
Así que no se trata de "mejorar" el Estado, sino de desmantelarlo y transformarlo en formas institucionales totalmente diferentes, que den el poder de decisión a los que trabajan. Que no es lo mismo que la aprobación “ex post facto” en las decisiones tomadas por los "dirigentes". El hecho de que los mandatos sean revocables y no renovables a todos los niveles constituirá una barrera infranqueable para la formación de burocracias.
Al mismo tiempo, con el desmantelamiento del Estado capitalista, deben abolirse las relaciones capitalistas de producción, socializando los instrumentos y medios de producción y de intercambio. En otras palabras, un socialismo democrático y participativo consistente en un sistema -hasta ahora inédito en el mundo- basado en la propiedad social o colectiva de los instrumentos y medios de producción e intercambio y en formas institucionales que permitan la intervención activa y consciente de los individuos y las comunidades en la toma de decisiones a todos los niveles y en todas las etapas, desde la determinación de los objetivos y los medios para alcanzarlos hasta su aplicación y el seguimiento y evaluación de los resultados.
Teniendo en cuenta la advertencia de Engels en la introducción de 1891 a La guerra civil en Francia: "(... ) una veneración supersticiosa del Estado y de todo lo que está relacionado con él, una veneración supersticiosa que arraiga en las conciencias de la gente tanto más fácilmente cuanto que están acostumbrados desde la infancia a pensar que los asuntos y los intereses comunes a toda la sociedad no pueden ser gestionados y salvaguardados de otro modo que como lo han sido hasta ahora, es decir, por medio del Estado y de sus funcionarios bien remunerados. Y se cree que ha demostrado una enorme audacia al desprenderse de su fe en la monarquía hereditaria y entusiasmarse con la república democrática. En realidad, el Estado no es más que una máquina de oprimir a una clase por otra, ya sea en la república democrática o bajo la monarquía; y en el mejor de los casos, es un mal que se transmite hereditariamente al proletariado triunfante en su lucha por la dominación de clase."
Este debería ser el proyecto de quienes desean realmente un cambio radical de la sociedad que conduzca a la liberación y la realización del ser humano. Esto debería prefigurarse en sus propias organizaciones, con la participación de todos sus miembros en las deliberaciones y decisiones.
La desorientación de la izquierda no es sólo el resultado de la influencia de ideologías conservadoras e irracionales, sino que se debe a varios factores que podríamos resumir, empezando por la enorme decepción provocada por la transición de las Repúblicas Soviéticas, que había suscitado esperanzas de un mundo nuevo, a una burocracia neocapitalista y autoritaria, y que fue seguida por la renuncia de estas izquierdas a aceptar la realidad de una sociedad dominada por una minoría de grandes capitalistas que somete y explota a las grandes mayorías y que, frente a la crisis del sistema, económica, social, cultural y ambiental, ha emprendido la vía de la dictadura de inspiración fascista, a fin de conservar sus privilegios.
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La definición de fascismo de Georgi Dimitrov ( 7º Congreso de la Internacional Comunista, agosto de 1935) se ha convertido en un elemento básico de la ideología comunista: "El fascismo en el poder es, como lo caracterizó acertadamente el XIII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero". https://www.lesmaterialistes.com/georgi-dimitrov-definition-fascisme.
NOTAS
[1] Michel Desmourget, doctor en neurociencias, TV Lobotomie - la vérité scientifique sur les effets de la télévision ; La fabrique du crétin digital.
[2] En el lenguaje de los autores vinculados con la sociología marxista, se denomina falsa conciencia a las concepciones e ideas de los individuos que no corresponden –o directamente entran en contradicción– con sus condiciones materiales de existencia. Esto, además de no ofrecer una visión fiable de la realidad, dificulta conocer la verdad. Un ejemplo de falsa conciencia es la adopción de la ideología burguesa por un trabajador asalariado. Esto también puede expresarse diciendo que ese trabajador carece de conciencia de clase, ya que adopta una visión del mundo que no concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de clase de la burguesía.
[3] Laborit, Henri, L'homme imaginant, essai de biologie politique, Union Générale d'Editions, 1970, págs. 16-17.
[4] Laborit, Henri, La nouvelle grille, Edic. Robert Laffont, Francia, 1987, págs. 184-185.
[5] Lars Svendsen, Le travail. Gagner sa vie, à quel prix ? Éditions Autrement, París, septiembre de 2013, pág. 140.
[6] Teitelbaum, France : bilan ideológique et culturel. https://blogs.mediapart.fr/aleteitelbaum/blog/290822/france-bilan-ideologique-et-culturel
[7] Martin Retamozo, La teoría del populismo de Ernesto Laclau: una introducción. Ernesto Laclau's theory of populism: an introduction. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0185161617300185. Veáse en la nota precedente- en France : bilan ideológique et culturel, la nota 15.
[8] La mayor parte del electorado obrero del PCF emigró al FN/RN.
[9] Durante el debate parlamentario sobre el aumento de la edad de jubilación, la LFI optó por la táctica del bloqueo y el happening en lugar de utilizar la Asamblea Nacional como plataforma para explicar a la población el contenido reaccionario y antipopular del plan del gobierno.