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Billet de blog 5 mai 2021

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La derecha arrasa en Madrid. Pablo Iglesias , de Podemos, se retira de la política.

El espectáculo frustrante de la incapacidad de la izquierda –o de la autodenominada izquierda– en todo el mundo para promover entre las masas populares una alternativa de transformación radical al sistema actualmente vigente a fin de lograr que éstas asuman dicha alternativa y sean las protagonistas del cambio, plantea la cuestión de su impotencia crónica.

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Elecciones en España:La derecha arrasa en Madrid. Pablo Iglesias , de Podemos, se retira definitivamente de la política.

Alejandro Teitelbaum
En un libro que publicamos en 2015: El papel desempeñado por las ideas y culturas dominantes en la
preservación del orden vigente
. Editorial Dunken, Buenos Aires, 2015 y
en Colombia en 2017 con el título El colapso del progresismo y el desvarío de las izquierdas. La
Carreta Editores.Medellin 2017. Y que se encuentra en  Internet:
https://www.surysur.net/teitelbaum-el-colapso-del-progresismo-y-el-desvario-de-las-izquierdas.
escribimos en la
Introducción
 Las ideas y culturas que prevalecen en cada período de la historia corresponden a los intereses de las clases dominantes de ese período, cuya prioridad número uno es preservar el orden –económico, social y político–establecido que las beneficia, en lo posible con el consenso, más o menos pasivo de las mayorías y, cuando el consenso falta, con diversas formas y grados de represión, selectiva o de masas.
… el espectáculo frustrante de la incapacidad de la izquierda –o de la autodenominada izquierda– en todo el mundo para promover entre las masas populares una alternativa de transformación radical al sistema actualmente vigente a fin de lograr que éstas asuman dicha alternativa y sean las protagonistas del cambio, plantea la cuestión –que queremos examinar aquí– de en qué medida algunas variantes de las culturas e ideas de las clases dominantes contaminan a la izquierda, lo que explicaría, por
lo menos en parte, su impotencia crónica. Cuando decimos izquierda nos estamos refiriendo a la izquierda tradicional generalmente representada por los partidos comunistas, los que aún
sobreviven en proceso de lenta agonía después de decenios y que, salvo excepciones, han virado a un franco reformismo y también a las distintas variantes de la “izquierda crítica” (“neos” alguna cosa, trotskistas, ecologistas de izquierda, etc.).
Esa izquierda que nos ocupa pretende superar o disimular su impotencia apoyando y elogiando acríticamente a algunos gobiernos “progresistas”de América Latina, tratando de obtener rédito de un acontecimiento que pudo ser trascendente pero que lamentablemente no lo fue como el
Gobierno Tsipras-Siryza en Grecia o atribuyendo virtudes casi mágicas a un hecho menor, como el surgimiento de un nuevo líder en un partido político.Esto último adquirió ribetes casi grotescos a raíz de la elección deJeremy Corbyn a la cabeza del Partido Laborista británico.
En la fiesta anual del Partido Comunista francés celebrada en setiembre de 2015, con motivo de la elección de Corbyn se pudieron oír frases como éstas:
Pierre Laurent, secretario general del PCF, dijo: “La rueda de la historia comienza a girar”; Yanis Varoufakis, ex ministro griego de finanzas,comentó: “Corbyn es una chispa de esperanza, una pequeña bujía en la oscuridad de la austeridad”. Y Jean-Luc Melenchon, líder del Frente de Izquierda francés y gran amigo de Tsipras hasta que éste cedió ante la extorsión de la Unión Europea dijo en su arenga: “Tenéis razón en aplaudir a Corbyn. Cada vez que aparece una golondrina, hay que creer que anuncia
la primavera”. También Tsipras y el español Pablo Iglesias, de Podemos, felicitaron calurosamente a Corbyn. Hasta que la “expectativa Corbyn” se agote y tengan que buscar otro “supremo salvador” en quien cobijarse.
Pero Evo Morales los superó cuando llamó “revolucionario de la patria grande” a Daniel Scioli, quien fue recientemente candidato kirchnerista a la presidencia de la Argentina.Si se tiene en cuenta su actuación como Gobernador de la Provinciade Buenos Aires y sus –pocas y lavadas– declaraciones políticas como candidato presidencial nadie, ni siquiera sus partidarios, creen que Scioli haya
tenido la mínima intención de cambiar algo del orden vigente. De modo que calificar de “revolucionario”‘a Scioli, si no es un extravío ideológico
político de parte de Evo Morales [1]  es un abuso de lenguaje que bastardea totalmente el sentido de la palabra revolucionario y contribuye a agravar  la confusión reinante. A menos que ahora Evo Morales considere “revolucionaria” una política de sometimiento al gran capital.
Estos personajes se muestran ahora más discretos frente a Podemos, que se ha vuelto impresentable con su populismo [2]  y su oportunismo, carente de las pocas virtudes de la izquierda tradicional pero corroído por uno de sus principales defectos: un acentuado personalismo, otrora denominado centralismo burocrático.
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[1] Quizás inspirado por su Vicepresidente e ideólogo Álvaro
García Linera. Véase nuestro comentario “A propósito de un trabajo de Álvaro García Linera sobre
Estado, democracia y socialismo”. En http://www.alainet.org/es/articulo/168506 y otros sitios.
[2] No sólo en su práctica política sino en su ideología,
donde Podemos aparece identificado o inspirado (como buena parte de los
Gobiernos “progresistas” latinoamericanos)por teóricos del populismo
“progresista” o “de izquierda”, como el argentino Ernesto Laclau,
recientemente fallecido,y su esposa Chantal Mouffe. Corroborando esta
afinidad ideológica, Iñigo Errejón de Podemos y Ch. Mouffe acaban de
publicar, a principios de 2016,un libro en colaboración con el título de
Construir pueblo.Errejón ha dicho en octubre de 2015 (en diálogo con
Mouffe por una TV pública argentina) que la lectura de La razón
populista de Laclau cambió profundamente su manera de pensar y lo alejó
del marxismo tradicional (minutos cinco y seis del video
https://www.youtube.com/watch?v=h7DxE3wVrAU).
El populismo de “izquierda” inspira el accionar de las autodenominadas
izquierdas en muchas partes del mundo. Incluso de las izquierdas llamadas
“radicales”. Es una ideología que hunde sus raíces en distintas
expresiones ideológicas y culturales, algunas de las cuales comparte con
el populismo de derecha, a través de “puentes” como Foucault, quien ha
declarado: “Todo mi devenir filosófico ha estado determinado por mi
lectura de Heidegger. Pero reconozco que es Nietzsche que ha
prevalecido/” (Dits et écrits).
Para un análisis del populismo de “izquierda” y de sus puntos de contacto
con el populismo de derecha, recomendamos la lectura de un breve trabajo
de Marcos Cynowiec: A propósito del populismo de Laclau, publicado en
Argenpress en 2012
(http://www.argenpress.info/2012/09/aproposito-del-populismo-de-laclau.html
<http://www.argenpress.info/2012/09/aproposito-del-populismo-de-laclau.html>).
Extraemos del artículo de Cynowiec: …”El libro de Ernesto Laclau “La
razón populista” es una clara muestra de cómo se edifica una mitología
política. Si lo que encontramos frecuentemente en el campo del
pensamiento político, son descripciones de las distintas formas en las
que se configura el ejercicio del poder social y político, así como la
lucha por conquistarlo y mantenerlo, incluyendo el fenómeno populista,
para Laclau no sólo se trata de una descripción, ciertamente abstrusa,
sino de una vindicación de esa forma de construcción política.
/…Es evidente que Laclau no distingue, o no quiere distinguir, entre
rebeldía y revolución, entre lo que fue un vendaval que sacudió a la
humanidad con el sueño de construir una sociedad libre de la explotación
del hombre por el hombre, donde fluyera la riqueza como un manantial,
dando a cada uno de acuerdo a su capacidad y recibiendo cada uno de
acuerdo a su necesidad, y un populismo listo y servido “pour epater le
bourgeois”.…//En ese marco el populismo de Laclau no sería, en los
hechos, más que un pobre intento de imaginar una épica liberadora, un
desarrollo del movimiento nacional y popular en el seno del sistema
capitalista, sin intentar trascenderlo”.///

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