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Billet de blog 1 août 2024

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Siria / Entrevista a Leila Al-Shami por Commons, sitio ucreniano

Los sirios se alegran cuando ven que generales rusos, previamente implicados en crímenes de guerra en Siria, mueren en Ucrania; es una pequeña muestra de justicia para nosotros. Esperamos que Ucrania algún día esté libre del imperialismo ruso, al igual que Siria.

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"Los sirios se alegran cuando los generales rusos, implicados en crímenes de guerra en Siria, mueren en Ucrania".

Entrevista con Leila Al-Shami, por Mariia Shynkarenko, publicada por Commons el 23/07/2024.

La presente versión en castellano, es la traducción desde la versión en francés, publicada por Entre les lignes entre les mots”, el 31/07/2024.

Leila Al-Shami es una autora y militante británico-siria. Ha trabajado en el campo de la protección de los derechos humanos en Siria, participa en movimientos de solidaridad internacional y coescribió el libro “Burning Country: Syrias in Revolution and War” con Robin Yassin-Kassab. También se hizo conocida por sus críticas al “antiimperialismo de imbéciles” de la izquierda occidental.

 *****

Para la gran mayoría de los ucranianos, Siria antes de 2011 era probablemente un país árabe más, pero después del inicio de la guerra se convirtió en el símbolo de lo que no nos gustaría que sucediera en Ucrania. ¿Qué distingue al régimen de Assad de regímenes similares en el norte de África?

A lo largo de su historia, el régimen de Assad ha respondido a cualquier forma de disidencia con una represión violenta. En la década de 1970, hubo un movimiento contra el régimen de Hafez Al Assad (el padre del actual presidente). Este movimiento, originalmente muy diverso, finalmente se concentró en la ciudad de Hama, bajo el liderazgo de los Hermanos Musulmanes. El régimen respondió enviando la fuerza aérea y destruyendo completamente la ciudad. Entre 20.000 y 40.000 civiles fueron asesinados y miles más desaparecieron en prisiones del régimen.

Cuando estalló la revolución contra el régimen en 2011, muchos sirios se mostraron optimistas de que Bachar Al Assad introduciría reformas. Llevaba diez años en el poder y muchos creían que era fundamentalmente diferente de su padre, que era un modernizador más abierto al exterior. Cuando llegó al poder, habló mucho sobre la necesidad de reformas, aunque se centró principalmente en reformas económicas más que políticas. En última instancia, respondió a las demandas del pueblo de la única manera que este régimen sabe: aterrorizándolos para que se sometan.

Habiendo trabajado en derechos humanos en Siria (con prisioneros políticos) durante la primera década de Bachar en el poder, esperaba que la respuesta a la revolución, que comenzó en 2011, fuera la represión. No esperaba la magnitud del horror que se desarrolló, pero tampoco era optimista de que Assad abandonara rápidamente el poder, como vimos hacer a los dictadores en Túnez y Egipto.

En Egipto, el régimen militar estaba en el poder y su rostro era Mubarak. Por lo tanto, les resultó fácil sacrificar a Mubarak y mantener a los militares en el poder. En Túnez la situación fue similar y pudieron sacrificar a Ben Ali: hubo una transición a la democracia, pero la antigua clase dominante estaba esperando regresar. En Siria, es un poco diferente. En Siria, el jefe del régimen es el régimen. El poder está muy concentrado en manos de la familia Assad. Además, el régimen jugó la carta comunitaria –pertenece a la minoría alauí– y logró así mantener el apoyo de muchas minorías frente a la oposición predominantemente sunita contra la cual estaba dispuesto a ejercer una violencia genocida. Además, el régimen contó con el apoyo de Rusia e Irán, que intervinieron para protegerlo.

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Los presidentes, ruso et sirio, Vladimir Poutine y Bachar El-Assad en conversaciones en el Kremlin du 13 septiembre 2021. © Michael Klimentyev

Si Rusia e Irán no hubieran intervenido, Assad habría sido derrocado hace mucho tiempo.

¿El apoyo de Rusia jugó un papel importante para ayudar a Assad en el momento más difícil para él?

Rusia e Irán intervinieron para apoyar al régimen en momentos en que estaba al borde del colapso y parecía que la revolución podría tener éxito. Irán brindó a Siria un apoyo financiero y económico masivo y envió numerosas milicias a combatir en Siria, dando al conflicto una dimensión sectaria, puesto que las milicias chiítas, respaldadas por Irán, luchaban contra la mayoría sunita de Siria. Irán intervino directamente en 2013, lo que permitió al régimen lograr avances significativos contra la oposición. 

Rusia ha suministrado aviones y bombas y brinda apoyo político al régimen [sirio, NDT] en foros internacionales. Rusia intervino militarmente directamente en 2015 y bombardeó muchas partes del país.

Si Rusia e Irán no hubieran intervenido, Assad habría sido derrocado hace mucho tiempo. Es el apoyo y las bombas extranjeras lo que mantiene al régimen en el poder, en contra de los deseos de la gran mayoría de la población siria.

Cuando leí su libro Burning Country: Syrias in Revolution and War , no podía creer que una tragedia así pudiera ocurrir a tal escala. Ver los horrores que se desarrollan en Ucrania hace que las atrocidades que enfrentan los sirios sean más tangibles para nosotros, y por eso siento una verdadera empatía por el pueblo sirio.

Sí, es devastador. Es aún más difícil porque este horror comenzó desde una posición de gran esperanza y fe en la revolución. La revolución fue tan exitosa. Vimos a personas de todo el país organizarse para gestionar sus asuntos diarios, establecer consejos locales independientes y elegir a sus miembros: su primera experiencia de democracia en décadas. La gente dirigía escuelas, instalaciones de agua y saneamiento, hospitales. Crearon periódicos y estaciones de radio independientes. Se establecieron muchos centros para mujeres para alentar a las mujeres a desempeñar un papel activo en la revolución y la vida comunitaria. Nada de esto fue posible bajo el totalitarismo de Assad, donde toda la sociedad civil estaba reducida. Ésta [la auto-organización, NDT] siempre ha sido la mayor amenaza para el régimen, porque demostró que una alternativa democrática era posible, y por eso fue tan salvajemente reprimido.

¿Podría contarnos un poco sobre la política internacional del régimen sirio antes de 2011? ¿Cuáles fueron las relaciones con la URSS durante la Guerra Fría? ¿Cómo afectó esto al regimen?  

Siria mantuvo estrechas relaciones con la URSS durante la Guerra Fría, a pesar de que el régimen sirio reprimió brutalmente a los comunistas. La URSS patrocinó a Hafez Al Assad [padre de Bachar, NDT], estableciendo relaciones para ampliar su esfera de influencia en oposición a las potencias occidentales. Proporcionó armas, entrenamiento e inteligencia al ejército sirio. Muchos sirios fueron a la URSS a estudiar durante este período.

La URSS utilizó este tipo de intercambio cultural como táctica para adoctrinar a los ciudadanos de los países aliados con su ideología [al igual que con militantes del PS y del PC, chilenos, en los años 1970, NDT]. Recientemente hablé con militantes de África occidental que me contaron historias similares sobre cómo la URSS ayudó a los africanos a estudiar allí. Algunos africanos de esta generación apoyan hoy las intervenciones de Putin en África, que consideran un baluarte contra el imperialismo occidental y francés; entonces esta táctica funcionó.

Cuando la Unión Soviética colapsó, Hafez Al Assad rápidamente giró hacia los estados del Golfo y comenzó a implementar reformas neoliberales para abrir el país a los inversionistas del Golfo. Pero las relaciones con Rusia se mantuvieron y cuando Putin llegó al poder, quiso reactivar las relaciones con Oriente Medio, considerándolo útil en la lucha geopolítica de Rusia contra Occidente.

No creo que Rusia tenga ninguna afinidad ideológica con el régimen sirio ni lo vea como un socio importante. Creo que el apoyo de Rusia a Assad se ha utilizado como una forma de contrarrestar la influencia occidental y, en el caso de Siria, Rusia es ahora más influyente que las potencias occidentales [Rusia posee en Siria, una base aérea en Hmeimim y una base naval en Tartous, en el Mediterraneo, NDT].

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La madre y su hijo vuelven al refugio que encontraron en una escuela destruida. Ellos no pudieron obtener una carpa en un campo de personas desplazadas a proximidad de, Binish, avril 2020. © Mohannad zayat

También me pregunté si Rusia utiliza las oportunidades educativas que ofrecen los países del Sur para difundir sus ideas. Uno de mis médicos aquí, en Viena, es sirio y acepta pacientes ucranianos, sobre todo porque habla ruso. Tuvimos una conversación política y él me dijo que era de Siria, así que intercambiamos nuestras solidaridades. Pero la primera cosa interesante es que se fue a estudiar a Rusia donde aprendió ruso. Y su país sufrió entonces la intervención y los bombardeos rusos. Por eso me pregunto cómo ven los sirios a Rusia hoy.

La respuesta a esta pregunta depende de a qué sirios se le pregunte. Los sirios afiliados al régimen verán a Rusia como un aliado, incluso si, en este campo, existe preocupación por la influencia externa, ya sea de Rusia o Irán. 

Pero para el resto de nosotros, la mayoría, Rusia es una potencia imperialista. Intervino para apoyar una dictadura fascista que llevó a cabo un genocidio contra el pueblo sirio. Los bombardeos aéreos rusos han destruido gran parte del país y han tenido como objetivo específico infraestructura civil, como hospitales, en zonas controladas por la oposición. Rusia ha sido recompensada por su apoyo con lucrativos contratos de petróleo y gas. A la empresa rusa Stroytransgaz, propiedad de un oligarca vinculado al Kremlin [Gennadi Timchenko, NDT], se le ha concedido el 70% de todos los ingresos procedentes de la producción de fosfato durante los próximos cincuenta años. Siria tiene una de las mayores reservas de fosfato del mundo. Se han establecido bases militares rusas y ahora se “celebran” los días festivos nacionales rusos en Siria.

El apoyo de Rusia al régimen no es sólo militar, sino también político. Por ejemplo, en el escenario internacional, Rusia desempeña en Siria el papel que Estados Unidos desempeña para Israel [énfasis del traductor]. Todas las mociones presentadas al Consejo de Seguridad o a los órganos de la ONU siempre son vetadas por Rusia. Rusia ofrece esta protección política para impedir cualquier medio de rendición de cuentas internacional o avanzar con un acuerdo de paz que no cumpla con las condiciones del régimen. Rusia ha estado muy activa en el intento de obtener "acuerdos de paz", pero en realidad no son acuerdos de paz. Está intentando forzar la capitulación de los sirios según los términos del régimen.

Mencionaste que hay diferentes sirios y personas que tienen opiniones diferentes. Hoy en día, Siria está asociada en gran medida con el yihadismo y la lucha sectaria de todos contra todos. Pero la revolución siria comenzó con una protesta democrática masiva que reunió a ciudadanos de diferentes orígenes étnicos y credos.
¿En qué medida la actual fragmentación y sectarismo de la lucha se debe a las políticas de “divide y vencerás” del régimen, a los yihadistas y a la incapacidad de la oposición democrática de trascender prejuicios y ambiciones mezquinas en beneficio de una solidaridad más amplia?

Para ser claros acerca de la estructura del régimen: la familia Assad proviene de la secta alauita [del islam chiíta, NDT], que es una minoría en Siria. La mayoría de la población es musulmana sunita, pero también hay chiítas, cristianos, drusos y otros. Cuando comenzó el levantamiento, era un movimiento muy diverso. Incluía hombres y mujeres de todos los ámbitos de la vida, grupos religiosos y étnicos. Se han hecho muchos intentos para evitar caer en el sectarismo. Durante las protestas, la gente pidió la unidad de todos los sirios, portaron carteles y pancartas apelando a las comunidades minoritarias, etc. 

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El 15 de marzo de 2011 manifestantes en Deraa, Damasco y Alepo comenzaron a exigir reformas democráticas y la liberación de los presos políticos. A ello siguió una brutal persecución y represión por parte del gobierno. © Ali Haj Suleiman

El régimen, liberó de prisión a muchos extremistas islamistas. Y muchos de ellos asumieron el mando de algunas de las brigadas más duras que existen.

Por supuesto, un movimiento democrático fuerte y no sectario planteaba la mayor amenaza para el régimen de Assad, ya que podría beneficiarse del apoyo internacional. Por tanto, el régimen de Assad tuvo que islamizar el conflicto sectarizandolo. Y lo hizo muy deliberadamente: una especie de ingeniería sectaria. Por ejemplo, en 2011-2012, cuando el régimen estaba acorralando y deteniendo a todos estos manifestantes pacíficos a favor de la democracia, liberó de prisión a muchos extremistas islamistas. Y muchos de ellos asumieron el mando de algunas de las brigadas más duras que existen. Por ejemplo, Hassan Aboud, uno de los fundadores de Ahrar al-Sham, fue liberado, al igual que Zahran Alloush, ex líder del Jaysh al-Islam, así como personas que se convirtieron en figuras importantes de Jabhat al-Nusra, que era la filial de Al-Qaeda, y también de ISIS/DAESH.

La razón por la que el régimen hizo esto fue para enviar un mensaje tanto fuera como dentro del país. Por fuera quería decir: mira, esto es parte de la guerra contra el terrorismo, estamos luchando contra extremistas islamistas, puede que no te guste, pero estos tipos con barba son diez veces peores. A nivel interno, el gobierno estaba enviando un mensaje a los grupos minoritarios, a la comunidad alauita, a los grupos cristianos: nuevamente decía: puede que no les guste, pero la alternativa es peor, y si estos islamistas extremistas llegan al poder, las minorías no estarán en seguridad.

Por lo tanto, esta táctica funcionó tanto a nivel interno como internacional. El régimen también fabricó conflictos sectarios enviando bandas armadas de grupos alauitas, conocidos como Shabiha, a comunidades suníes para llevar a cabo masacres. La idea era provocar una reacción e incitar a las comunidades suníes a acudir a las comunidades alauitas y chiítas para llevar a cabo masacres. Y a veces funcionó, hubo represalias. 

Pero como usted dice, esta es una política de “divide y vencerás”. Y desafortunadamente, hoy en día hay muchos grupos minoritarios que no necesariamente apoyan al régimen, pero que se sienten más seguros del lado del régimen que del lado de la oposición. Y con el tiempo, particularmente debido a la intervención de Irán, el conflicto se ha vuelto cada vez más sectario [dividido, NDT].

¿Cómo afectó la militarización a la revolución? ¿Había alternativas? 

En primer lugar, creo que es importante reconocer que la militarización era inevitable. El régimen utilizó violencia masiva contra quienes se oponían a él y la gente tuvo que defenderse a sí misma y a sus comunidades. Se convirtió en una lucha por la supervivencia. Los métodos pacíficos de lucha son inadecuados cuando un régimen está dispuesto a utilizar tácticas de exterminio contra una población civil.

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Un combatiente del Ejército Sirio Libre se esconde mientras un proyectil de tanque del Ejército Sirio impacta contra un edificio al otro lado de la calle durante los enfrentamientos en el distrito de Salaheddine, en el centro de Alepo, el 17 de agosto de 2012. © Goran Tomasevic

Pero la militarización trae consigo toda una serie de problemas. Deja de lado a los militantes civiles, aquellos que trabajan dentro de sus comunidades y que constituyen la columna vertebral de la revolución. Empodera a los señores de la guerra y a los grupos autoritarios y permite que las potencias extranjeras (que suministran las armas) influyan en el movimiento, siempre de una manera que sirva a sus intereses y no a los de los revolucionarios. 

Siempre ha habido una alternativa: apoyar a la oposición democrática, aquellos que estaban construyendo alternativas al régimen en sus comunidades, incluso bajo salvajes bombardeos. Si estas personas hubieran recibido la solidaridad que merecían, el aspecto militar no habría sido tan dominante y la resistencia civil habría sido más fuerte.

¿Cuál es el papel de la izquierda en la revolución siria? Sé que hay muchas voces importantes como Yassin al-Haj Saleh, Riyad al-Turk, Omar Aziz. ¿Qué puedes decir de la izquierda? 

No ha habido una izquierda importante, independiente y organizada en Siria por dos razones. En primer lugar, el régimen de Assad reprimió a todos los militantes independientes de izquierda, que terminaron en prisión o huyeron del país. Luego, el régimen cooptó a gran parte de la izquierda tradicional, el Partido Comunista Sirio, que luego se unió al gobierno como parte del Frente Nacional Progresista. Es una coalición de diferentes partidos, pero en general es sólo una imagen sin una participación real: todo está controlado por el partido Baaz y el presidente. En segundo lugar, la estructura de la economía siria ha contribuido a la ausencia de sindicatos y a la formación de una cultura y política de clase trabajadora, ya que la mayoría de los lugares de trabajo son pequeñas empresas familiares.

Así que no había una verdadera base de izquierda independiente y organizada, con la excepción del partido de Riad Al-Turk, que se separó del Partido Comunista Sirio, y algunos otros pequeños partidos kurdos que fueron perseguidos. Cuando tuvo lugar la revolución, muchos jóvenes militantes de izquierda que formaban parte del Partido Comunista Sirio abandonaron el partido y se unieron a la revolución. No dudaron en decir que sus llamados camaradas de izquierda (tanto en Siria como en el extranjero) habían traicionado a los sirios y la lucha del pueblo. Hay una serie de pequeños grupos independientes y personas influyentes como el escritor e intelectual Yassin Al Haj Saleh y Omar Aziz, quien fue el ideólogo detrás de la idea de los consejos locales, creados para autogobernar los territorios en poder de la oposición. Omar Aziz fue arrestado y murió en prisión, y Yassin Al Haj Saleh huyó del país y ahora vive en el exilio.

Las izquierdas, no escucharon las voces sirias sobre el terreno y difundieron todo tipo de información errónea sobre lo que estaba sucediendo, llegando incluso a negar que el régimen hubiera llevado a cabo masacres químicas y exonerarlo de cualquier responsabilidad.

¿Cree que esta situación de la izquierda desorganizada en Siria puede explicar la falta de solidaridad y apoyo a la revolución siria por parte de la izquierda estadounidense y europea? 

Quizás ese sea un factor. Pero la pura ignorancia también es un factor. Por ejemplo, hace unos años, sindicalistas y “militantes de izquierda” de todo el mundo fueron en una misión de solidaridad a Siria para apoyar al régimen. ¡Parecen ignorar por completo que las fuerzas independientes de izquierda están reprimidas y que los sindicatos independientes no existen!

La izquierda occidental en su conjunto no ha apoyado a los sirios en su lucha por la libertad. Esto se explica en parte por el problema del “campismo” que se ha vuelto dominante en el pensamiento de izquierda. Estos llamados "antiimperialistas" piensan que las únicas potencias imperialistas son Estados Unidos y Occidente, y no ven que existen otros imperialismos, como Rusia e Irán. Por lo tanto, apoyaron al régimen, considerándolo erróneamente como un baluarte contra el imperialismo occidental. No escucharon las voces sirias sobre el terreno y difundieron todo tipo de información errónea sobre lo que estaba sucediendo, llegando incluso a negar que el régimen hubiera llevado a cabo masacres químicas y exonerarlo de cualquier responsabilidad.

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Residentes sirios desplazados esperan para recibir la ayuda alimentaria distribuida por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas a las obras en el campamento asediado de Al-Yarmouk, al sur de Damasco, Siria, 31 de enero de 2014. © UNRWA

Esto suena muy familiar en el contexto ucraniano.  Los partidarios de la revolución siria también expresan en general su solidaridad con los palestinos y usted también firmó una carta de apoyo a Gaza . ¿Cuál es la relación entre los partidarios de una Siria democrática y los palestinos, especialmente considerando que parte de la izquierda palestina está comprometida con el campismo? 

Desde el 7 de octubre, hemos visto muchos intentos por parte de los sirios de acercarse a los palestinos y mostrar solidaridad. No se trata sólo de declaraciones, sino que durante las protestas habituales de los viernes contra el régimen, la gente porta banderas palestinas y adorna las paredes con murales en apoyo a Palestina. En la ciudad de Idlib, rebautizaron una plaza central como “Plaza de Gaza” y la decoraron con la bandera palestina.

Los sirios tienen muchas afinidades con los palestinos. Estamos vinculados históricamente porque los pueblos de Palestina, Siria, Jordania y el Líbano estaban todos reunidos en Bilad al Sham [en 636-940, NDT], y nuestra cultura es muy similar. Además, la ocupación de Palestina es una cuestión central para árabes y musulmanes, debido a la magnitud de la injusticia allí y porque nuestros regímenes han utilizado la causa palestina como medio para fortalecer su apoyo dentro de su propia población.

Los palestinos también han sido solidarios con los sirios desde el comienzo de la revolución; yo mismo lo vi, particularmente entre los residentes de Gaza cuando estuve allí. Sin embargo, muchos palestinos también han caído en el campismo. Muchas voces prominentes en Palestina, particularmente entre los occidentales, han difamado y desacreditado la revolución siria, esencialmente apoyando al régimen. En las protestas por Palestina que se están llevando a cabo actualmente en los campus estadounidenses, se ve a la gente ondeando la bandera de la milicia libanesa Hezbolá, respaldada por Irán, a la que ven como parte de la resistencia a Israel. Hezbollah participó activamente en el genocidio de los sirios: implementó asedios de hambre en comunidades de oposición, similar a lo que Israel está haciendo actualmente en Gaza. No son aliados para la liberación.

Nuestra solidaridad debe basarse en principios comunes y no en los Estados que participan en un conflicto. Debe basarse en las luchas de las personas por la libertad y la justicia social; de lo contrario, no tiene sentido. Como dice la declaración de los sirios revolucionarios que apoyan a Palestina a la que usted hizo referencia, “la solidaridad mutua e interseccional es esencial, nuestras luchas son una, la libertad de todos nosotros depende de la libertad de los demás”.

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Jovencitas rompen el ayuno en medio de edificios dañados durante un iftar de Ramadán organizado por una ONG, Douma, 20 de junio de 2017. © Bassam Khabieh

¿Podría contarnos un poco más sobre el campo de la izquierda árabe? 

Tradicionalmente, ha habido tres corrientes políticas principales en el mundo árabe: el islamismo, el arabismo/nacionalismo y las fuerzas de izquierda. Muchos jóvenes que no se sentían representados por el islamismo o el arabismo de los regímenes nacionalistas (como los grupos minoritarios en Siria) se han convertido en progresistas (izquierdistas).

Existe una división similar a la que se observa dentro de la izquierda global. La izquierda árabe tradicional ha caído en una política campista similar en la que el imperialismo estadounidense e Israel son el enemigo final. Muchos de ellos apoyaron la dictadura de Assad, considerándola parte del “eje de resistencia”. Por supuesto, siempre ha habido excepciones, quienes eran miembros de la izquierda antiautoritaria, como los del Partido Comunista de Riad Al-Turk que mencionamos anteriormente y que lucharon por la democracia y las libertades civiles. Pero también hay una nueva generación que emerge de las revoluciones y que tiene un análisis mucho más sofisticado que corresponde a la realidad del mundo en el que vivimos –un mundo de imperialismos en competencia– y que se opone a todos los opresores y apoya todas las luchas por la dignidad. Tengo mucha esperanza en esta nueva generación, incluso si vivimos una contrarrevolución violenta y hoy estamos derrotados, desorganizados y traumatizados.

¿Cómo afectó la guerra ruso-ucraniana a Siria? 

Ha habido tanta solidaridad y apoyo de los sirios a los ucranianos, y viceversa, que es maravilloso verlo. Creo que nos identificamos mucho con las luchas de cada uno por varias razones. Ambos tenemos un enemigo común, el Estado ruso, ambos experimentamos levantamientos populares antes de entrar en una situación de conflicto, y ambos tuvimos que lidiar con algunas de las políticas campistas de las que hablamos, donde nuestras luchas fueron desacreditadas y nuestros enemigos apoyados. Fue esto y nuestro trauma colectivo lo que nos unió. Muchos sirios viajaron a Ucrania en misiones de solidaridad y, al comienzo del conflicto, brindaron consejos prácticos, incluido cómo protegerse de los ataques de "doble ataque", una táctica favorita de Rusia para matar a tantos civiles como fuera posible (después de un bombardeo, Rusia vuelve a bombardear, la misma zona, una vez que llegan los socorristas). He llegado a conocer a muchísimos ucranianos gracias a su solidaridad con Siria. Los sirios se alegran cuando ven que generales rusos, previamente implicados en crímenes de guerra en Siria, mueren en Ucrania [énfasis del traductor]; es una pequeña muestra de justicia para nosotros. Esperamos que Ucrania algún día esté libre del imperialismo ruso, al igual que Siria.

Pero, en términos más generales, la guerra ruso-ucraniana no afectó mucho a Siria. Rusia tuvo que retirar algunas tropas de Siria y transferirlas a Ucrania, pero eso no cambió mucho dado el momento en que la mayoría de las batallas importantes ya habían terminado. 

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Ejercito ruso en Siria. © Tass


Estamos tratando de demostrar en el discurso global por qué es importante derrotar a Rusia, especialmente porque Ucrania no es la primera en ser atacada por Rusia. Antes que ella, estaban Siria, Georgia y Chechenia. Por tanto, es posible definir un modelo de invasión. De esta manera podríamos generar solidaridad en torno al argumento antiimperialista de que defender y ayudar a Ucrania implica defender y ayudar a Siria y viceversa. ¿Ves que esto sucede? 

Es absolutamente necesario que esto avance: existe una gran falta de comprensión de Rusia como potencia imperialista, no sólo hoy sino también históricamente. Basta mirar el tamaño de Rusia en un mapa para comprender que se trata de un Estado resultante de una conquista colonial. Si no desafiamos la visión del mundo de la gente –donde el mundo occidental está en el centro de todo– no podremos abordar algunos de los desafíos que enfrentamos actualmente a nivel mundial.

Desde fuera parece que la revolución siria es una causa perdida, pero en agosto del año pasado se produjo una nueva ola de protestas en el sur de Siria. ¿Cómo valora la situación actual y las esperanzas de ver finalmente derrocado a Assad? 

En zonas del país que no están bajo el control del régimen de Assad, como la provincia de Idlib y partes del norte de Siria, las protestas semanales contra el régimen han continuado desde 2011 hasta hoy. Esto demuestra que el pueblo no ha renunciado a los valores y exigencias de la revolución.

Desde agosto se está produciendo un levantamiento en la provincia sureña de Sweida. Esto es interesante porque Sweida tiene una población mayoritariamente drusa y sus residentes adoptaron una postura neutral cuando comenzó la revolución. No se unieron a la revolución, pero tampoco apoyaron al régimen. Sin embargo, las condiciones de vida se han deteriorado significativamente en los últimos años debido al colapso de la economía, lo que ha llevado a la gente a salir a las calles en protesta. Hoy en día, piden claramente la caída del régimen y se identifican con otras partes de Siria que luchan por la libertad (escuchamos canciones de solidaridad con Idlib y viceversa) y ha habido muchos ataques a las oficinas del gobernante Partido Baaz y a posiciones del régimen. Como grupo minoritario, el régimen no ha respondido con la violencia y los arrestos masivos que hemos visto en otras áreas de mayoría sunita por las razones que discutimos anteriormente, a saber, que el régimen quiere presentarse como un “defensor de las minorías” – y por lo que las protestas han continuado hasta hoy.

En los últimos meses, el norte de Siria también ha sido escenario de un levantamiento contra Hayat Tahrir Al Sham, antiguamente Jabhat Al Nusra. Se trata de una milicia islamista autoritaria que tiene mucho poder y gobierna partes del noroeste del país. Está muy claro que los sirios rechazan cualquier forma de autoritarismo, ya sea del régimen o de cualquier otro grupo. La lucha continúa por la libertad y la democracia. 

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Miembros del Frente el-Nosra viajan en convoy a pueblos turísticos, que afirmaron tener bajo control de facciones rebeldes sirias, en la campo meridional de Idlib. © Khalil Ashawi

Usted escribió durante muchos años sobre la revolución siria, que parecía cada vez más desesperada. Me quedé desconsolado leyendo su libro, porque parece que no se puede hacer nada y que los sirios no tienen tanto apoyo en el escenario internacional como Palestina, por ejemplo, o Ucrania. ¿Cómo logra usted personalmente sobrevivir todos estos años sin desesperarse? Creo que los ucranianos necesitan este tipo de pensamiento. 

Los últimos años han sido muy traumáticos para los sirios. Nuestro país fue destruido y nuestros seres queridos fueron detenidos, asesinados o desplazados. Los exiliados se enfrentan a la hostilidad, la violencia e incluso la amenaza de un retorno forzado a Siria. Y ahora se normalizan las relaciones con los gobiernos del mundo con el tirano que creó nuestra miseria. A veces es difícil tener fuerzas para seguir luchando, pero ¿qué podemos hacer? La situación continúa y debemos hacer lo mismo. 

Los sirios sobre el terreno no han abandonado su lucha. Por lo tanto, quienes estamos fuera debemos seguir apoyándolos y crear conciencia sobre lo que está sucediendo en Siria. Tenemos el lujo de la distancia y el espacio para respirar. Y lo más importante, podemos organizarnos y establecer conexiones con personas que luchan en otros lugares, como estamos tratando de hacer en esta conversación.

Durante los últimos quince años, me he conectado con personas de todo el mundo. Muchos de ellos se sienten excluidos del discurso dominante de la izquierda por muchas de las razones que hemos analizado. Me da mucha energía conectarme con otras personas, trabajar en comunidad con personas de ideas afines, intentar construir una nueva visión del internacionalismo, entre aquellos que vienen de las periferias, una visión que se centre en las personas, no en los Estados, y que este contra todo autoritarismo y todo imperialismo. Ojalá en el futuro podamos construir juntos un nuevo movimiento.

Traducción al castellano por Patricio Paris.

Complemento, en francés:

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